Cine Rex II y la memoria
Hace unos meses, osé publicar una carta en este digno medio en que abogaba por una restauración del Cine Rex de nuestra ciudad. Terminaba, no obstante, muy escéptico, diciendo que lo más probable es que allí se erigiera un edificio en altura. Me equivoqué, no se erigirá un edificio, sino que en la manzana casi completa se edificará una mega construcción con mal incluido. La falta de ortografía es a propósito.
Retomo el tema, dejando claro que no pretendo invadir el bolsillo de nadie ni disponer de recursos ajenos. Sólo quiero una vez más echar a vuelo la imaginación y darle un espacio a la nostalgia, la que volvió después de tener la oportunidad de ver la película "El Majestic", con la actuación de Jim Carrey. Carrey es un guionista y actor de poca monta, que por cuestiones de la vida termina investigado por el Comité de actividades antiamericanas. La noche anterior a su declaración, se embriaga y cae a un río sobreviviendo, pero con pérdida de memoria. Es llevado a un idílico pueblo, quizás como el Puerto Montt de los cincuenta, atendido y confundido con un héroe local que había desaparecido en acción en la Segunda Guerra Mundial. El padre de este héroe era el dueño del cine "El Majestic", que estaba cerrado y consumiéndose por el tiempo. La llegada de Luke, que así se llamaba el hijo del dueño del cine, significa restaurar el cine y echarlo a andar como en sus mejores tiempos. Entretanto, el FBI acechaba a este actor, a quien se acusaba de comunista. La vida sonríe a todos en el pueblo, hasta que una función de cine hace que el actor recobre la memoria, muera el padre de Luke de un infarto y se precipiten los hechos culminando con la decepción de todos, al comprobar que Carrey no era Luke, sino un actor mediocre citado al Comité de actividades antiamericanas. La novia de Luke le entrega una carta, la última que recibió del frente de batalla del héroe. Carrey había decidido declararse culpable para salir bien parado. Al leer la carta de Luke, se despierta en el un sentimiento que lo lleva a defender su inocencia, apelando a la primera enmienda de la Constitución Americana que establece el derecho de todo ciudadano que pise América a pensar libremente, a creer en su religión etc., y expresa que Luke luchó y murió por ese país, no por aquel que ahora lo enfrentaba al Tribunal. Carrey vuelve al pueblo a continuar con el Majestic, porque allí estaba la memoria que había perdido y la recobra.
Sin querer pensé en el cine Rex y en la memoria de Puerto Montt que olvidamos día a día, que no defendemos y que, por el contrario, dejamos que se oscurezca, y desaparezca en aras de otros bienes, distintos a los que alguna vez nos enorgullecieron. Así la memoria de este pueblo irá desapareciendo hasta transformar la ciudad en un lugar del cual los puertomontinos sólo querrán huir, para perderse en los vericuetos que el cemento les deje en algún lugar del mundo. Por de pronto, seguiremos a la espera que alguien decida eliminar los cercos del siniestrado Cine Rex y Hotel Colina. Sólo nostalgias, sino historia, que poco sirve frente a los dólares que tampoco llevaremos hasta nuestra última morada.
ALEJANDRO SOTO VERA.
Confluencia
Cualquier chileno con una inteligencia mediana y sin sesgo político tiene derecho a exigir una explicación seria sobre la insólita confluencia del Partido Comunista, con sus íconos más extremos y el presidente de la Asociación de Bancos en una sola candidatura como la de Michelle Bachelet.
MIGUEL HUERTA MARÍN.
Daño a propiedad pública
Siempre he disfrutado de mis caminatas matinales camino a mi trabajo, disfruto del paisaje y de la ciudad; soy testigo de su crecimiento en los últimos 13 años desde que me acogió, también de su deterioro, que las autoridades de turno tratan de mejorar, como es el caso de la nueva escalera al final de calle Rancagua, que sin duda fue un gran y esperado logro municipal, aunque se extraña la mantención que requiere, pues sus escalones y baldosas requieren atención. Sin embargo, ha sido ahora grande mi decepción, ya que uno espera que los que habitamos un lugar lo protejamos, lo cuidemos y seamos un aporte al desarrollo y al crecimiento y no a la destrucción que personas descriteriados, resentidas, que se autodenominan enemigos de lo establecido y culminan su pobre convicción haciendo añicos los letreros dispuesto para informar a la ciudadanía y turistas sobre un trozo de historia que forjó esta ciudad. Como no podemos bajar los brazos y dejar que estos delincuentes ganen espacio, como ciudadano espero que las autoridades municipales, en conjunto con Carabineros, tomen los resguardos necesarios para incrementar la prevención a través de patrullajes más rigurosos. Es sabido que llegando el ocaso, aparecen los grupos que motivados por las drogas y el alcohol y se apoderan de ese espacio, transformándose en un peligro para los transeúntes y para el bien público.
MAURICIO A. CASTELLÓN OCARES.