Monte Verde requiere de todos
Unión, solidaridad, entendimiento, buena voluntad, mutua ayuda, es lo prioritario para desarrollar, por fin, Monte Verde.
Lo más importante es que el tema del yacimiento arqueológico de Monte Verde ha comenzado a despertar, al volver al tapete del acontecer contingente y atrapar el interés local, siendo, en consecuencia, el asunto acaso más prioritario del momento por la trascendencia que tiene como factor de potenciamiento y avance turístico-histórico-cultural de Puerto Montt. Especialmente porque se trata de un postergado proyecto, que ha estado tanto tiempo equilibrándose entre la indiferencia, la tibieza y el olvido. Por lo que, entonces, es muy bueno que se le reconsidere con la mayor seriedad y renovada determinación.
Por sobre todo, hay que velar que, en definitiva, esta vez se ponga en marcha un trabajo conjunto, exento de individualismos y egoísmos, eminentemente positivo, constructivo y realizador, que no busque otra cosa que ser un clave aporte al progreso y grandeza de esta ciudad. Lo que significa aunar todos los esfuerzos, pequeños y grandes, -de autoridades, organizaciones y comunidad- por esta tan noble causa que es sacar de la postración al hallazgo arqueológico que revolucionó al mundo científico mundial, al confirmar el asentamiento humano más antiguo de América en Puerto Montt. Extraordinario privilegio que, paradojalmente, no se ha valorizado como corresponde ni se le ha dado el impulso que amerita para rendir los frutos que encierra un descubrimiento semejante.
Más allá de las discrepancias que puedan haber, por el tema de la propiedad y saneamiento del predio donde se encuentra el sitio histórico, urge tener la absoluta convicción de que no hay escollo ni dificultad que no puedan ser superados cuando se enfrentan con espíritu de unidad, buena voluntad y mutuo apoyo.
Es primordial un encuentro de todos quienes están involucrados en este gran proyecto, para decidir la mejor fórmula de acometerlo, solucionar gradualmente los problemas e ir concretando las etapas de su materialización. Vale decir, básicamente, el saneamiento de su propiedad, la edificación del Museo Monte Verde y la habilitación de una reproducción en el lugar mismo de un asentamiento humano como el que allí hubo hace 12 mil 500 años, junto con reanudar las excavaciones tras los vestigios que revelarían una antigüedad mayor: 33.000 años.