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Ganó dos mundiales por equipos en Alemania, es el único tenista de la historia en colgarse la medalla de oro -tanto en singles como en dobles- en un mismo Juego Olímpico, fue número 9 del mundo, su primer título lo logró en Argentina levantando un 0-5 en el último set y es héroe de mil batallas en la Copa Davis defendiendo a nuestro país. Esas son sólo algunas de las gracias que encumbraron a Nicolás Massú a convertirse en uno de los deportistas más exitosos de nuestra historia. Y lo hizo por el camino más largo, no con el talento rebozante de Marcelo Ríos, ni tampoco con la fortaleza física de Fernando González. El viñamarino no era muy dotado de nada de lo que lleva a los tenistas a la gloria, pero tenía lo más importante: garra.

Sus características lo convirtieron en un ejemplo a seguir. El "Luchador" y el "Gladiador", fueron algunos de los apodos que se ganó en su carrera. Ahora, en el momento del adiós, será instante de recordar sus hazañas y la frase que el mismo acuñó en nuestro país: "Nada es imposible".