Hace unos días, en una sesión especial de la Cámara de Diputados en la que se analizó la escasez hídrica en el país, como Democracia Cristiana entregamos al Ejecutivo 23 medidas que hemos trabajado para hacer frente al déficit hídrico, pues hemos observado escasa proactividad del gobierno en esta materia y reacciones tardías a un problema que seguirá en aumento.
Las propuestas parten además de la premisa de que los problemas de disponibilidad de agua no vienen sólo de los embates del cambio climático, sino que en el caso de nuestro país a la débil y obsoleta normativa que nos rige: el Código de Aguas, que data del año 1981, o sea de la dictadura.
Por otro lado, nos preocupan las señales del ejecutivo en esta materia, cuyo interés se ha centrado en que los actuales "dueños" de los derechos de agua lo sigan siendo, además a perpetuidad, lo que demuestra que para el gobierno el agua no representa un bien nacional de uso público, sino que un bien transable y un instrumento de mercado.
Por ello, hemos levantado 23 propuestas, desarrolladas en 4 pilares fundamentales, que son: político-legislativas, desarrollo territorial; gestión local y participación social e infraestructura.
Quiero destacar algunas de ellas, partiendo por elevar a rango constitucional la prevención de que el agua es un bien nacional de uso público, garantizando que el bien común esté por sobre la propiedad privada.
Proponemos además una nueva institucionalidad, como una subsecretaría de recursos hídricos; además proponemos chilenizar las empresas sanitarias, para lo cual el Estado debiese controlar al menos el 51% de la participación patrimonial; proponemos crear un gran fondo de inversión en infraestructura hídrica, al que aporten las hidroeléctricas, las empresas sanitarias y la agricultura, que hoy en día reciben el agua gratis, lo que no corresponde, así como la especulación en torno a ella.
Con estas y otras medidas podremos enfrentar un problema que vino para quedarse.
Gabriel Ascencio Mansilla.