Este año 2019 estamos en este o cerca de este número en tres dimensiones económicas muy importantes: Primero el presupuesto o nivel del gasto público, luego las exportaciones de Chile y tercero la deuda pública directa.

Es interesante ver a qué velocidad se ha llegado a cada uno de estos números, con qué esfuerzo, dificultad y responsabilidad.

En una primera impresión nuestras políticas públicas propician especialmente elevar las exportaciones que como contrapartida nos permiten incrementar las importaciones y mejorar nuestras condiciones de vida, a través de la disponibilidad y uso de bienes y servicios de todo el mundo a cambio de nuestros productos, que como cobre, madera, salmones, turismo, frutas, vinos que producimos con ventajas comparativas absolutas y relativas.

El gasto público o fiscal, según su nivel y sobre todo en estructura, permite transferir recursos y asignarlo según criterios políticos distintos a los directos del mercado.

Sostengo que este gasto debe ser lo más bajo y menos distorsionado de la asignación de recursos, que sea posible.

La deuda pública que en Chile habíamos llegado a anular en términos netos ahora ha vuelto a incrementarse, saltando en cinco años de 20 mil a 75 mil millones de dólares.

Este número es preocupante, porque como estamos notando que equivale al total del presupuesto o sueldo de Chile de un año.

Para gastar más, los economistas usan el criterio permisivo y vago de comparar la deuda pública con el PIB, Producto Interno Bruto, pero las cuentas se pagan con los recursos disponibles directamente o con deuda.

En el caso chileno tenemos un incremento desproporcionado y acelerado también de la deuda de las personas, de las empresas y de algunas morosidades; desde mediados del año 2013 hemos reclamado que algo así nos iría a suceder, como consecuencia de las fallas en la Ley de Reforma Tributaria aprobada en 2014.

Los incentivos y desincentivos de la estructura y características de esta Reforma Tributaria terminaron por estimular el endeudamiento sin que éste vaya a inversión ni a crecimiento y empleo.

Carlos Ignacio Kuschel. Diputado RN. Distrito 26.

Elocuentes son las cifras de tráfico aéreo del Aeropuerto El Tepual de Puerto Montt, publicadas ayer en nuestra edición de Reportajes Domingo, donde queda de manifiesto un fenómeno interesante a destacar y analizar.

Entre salidas y llegadas, según la Junta de Aeronáutica Civil, en hasta 23% se ha incrementado el número de viajeros. En el detalle, la ruta Santiago - Puerto Montt creció de los 703 mil 43 que se movilizaron entre enero y julio de 2018 a 864 mil 5 pasajeros durante la primera parte de este año. Entre Puerto Montt y Punta Arenas se pasó de los 148 mil 838 pasajeros a los 181 mil 646 durante la primera mitad de este 2019. Y hacia Balmaceda (Coyhaique) también se evidenció una aumento, puesto que la variación da cuenta de que de los 120 mil 951 pasajeros que transitaron el primer semestre de 2018 se pasó a 129 mil 28 estos primeros seis meses de 2019.

Más allá de la natural búsqueda de causas de esta realidad -entre ellas la expansión de la industria salmonera a Aysén y Magallanes y la consolidación de las líneas a bajo costo (low cost)- resulta imperativo reflexionar sobre cuáles son las condiciones de Puerto Montt para responder de manera efectiva a las demandas y necesidades de esos miles de pasajeros.

Como un primer apunte, nos preocupa la situación vial en aquella ruta, donde a diario la altísima congestión ya dejó de ser una novedad, pasando a ser una lamentable condición en el tráfico, aumentando considerablemente los tiempos de viaje entre el principal terminal aéreo de la Región de Los Lagos y el centro de la capital regional. Es de esperar que los planes por remodelar esta estratégica vía se agilicen, en virtud de los números expuestos.

En segundo término resulta de vital importancia expandir y mejorar la calidad de los servicios que estos viajeros requieren, tales como sitios de hospedaje, restaurantes y centros nocturnos. Es de suma urgencia trabajar de manera mancomunada, entre el sector público y el privado, para hacer del paso por Puerto Montt una experiencia plena.