El anuncio del Presidente Sebastián Piñera, de realizar la mayor inversión ferroviaria en la historia del país, que alcanza los US$5.000 millones para modernizar y ampliar la red de trenes del país; sin incluir a a esta región, generó indignación en Puerto Montt.
Sabido es por todos, que esta capital regional reclama desde 1991, año en que se puso fin al servicio; por el retorno del tren. El Centro Por el Progreso, desde aquel entonces, lo ha tenido como bandera de lucha por los múltiples beneficios que traería a la zona y ni hablar de los anhelos de diversas autoridades, por reponer el sistema de transportes, aunque sea para tramos más cortos. Pero en esta oportunidad, como en tantas otras, el Gobierno central hizo oídos sordos a las demandas regionales; priorizando el servicio sólo para la zona central; quizás por la densidad poblacional de dicho territorio.
De manera que resulta absolutamente comprensible la indignación de quienes han liderado esta defensa del tren, así como del ciudadano medio, que observa con pesar, cómo una vez más, se opta por obras de adelanto para una zona del país con mayores opciones de conectividad, y apelando sólo a la rentabilidad social.
Y en ese sentido, llama la atención lo sostenido por la autoridad ministerial del ramo en la zona, quien señala que hay que incluir a Puerto Varas en el "plan estratégico de transportes de Puerto Montt", para saber el real flujo de gente desde la ciudad lacustre a la capital regional. Cuestión que resulta llamativa que a esta altura no esté medida, lo que evidencia que todas las promesas hasta ahora realizadas relativas al retorno del tren a la zona, nunca contaron con el estudio respectivo.
Y lo otro que es inquietante, es que se sigan considerando sólo este tipo de parámetros para tomar ciertas decisiones de inversión, sin ponderar el efecto en la calidad de vida de la población o en las variables exógenas que esto trae aparejado, como es el impacto en lo económico para la zona. Es tiempo en consecuencia, de sincerar la discusión.