¿Hacia dónde va Pto. Montt?
La visión de un ciudadano común, que trabaja 8 horas diarias, que lee prensa y medios de comunicación locales, redes sociales y que se rodea de la opinión de otros ciudadanos de su misma clase social, puede anticiparse sesgadamente sobre la dirección de nuestra ciudad. En consecuencia, esta opinión de seguro será distinta a la de un funcionario público o a la de un miembro del Concejo Municipal. Pero, si logramos acotar las opiniones a aquellas problemáticas que sufrimos los puertomontinos día a día, quizás la conversación nos pueda llevar a un grado de consenso.
Un ejemplo que no puedo dejar de plantear en esta carta es el desastroso transporte público de nuestra ciudad. Seguro, cualquiera de los lectores en más de alguna ocasión ha intentado utilizar la locomoción colectiva un día de semana cualquiera, desde el centro de la ciudad hacia el sector alto; o se han dado cuenta que algunos recorridos de micro se vuelven inexistentes, a partir de las 18 horas. Si ha tenido la suerte de no vivirlo, se lo aseguro, es un caos. Y es en este ejemplo, como en unos cuantos más, donde comienzan a surgir las preguntas: ¿qué se está haciendo para mejorar el transporte público en nuestra ciudad? ¿Existe algún estudio al respecto? ¿Se han cuestionado las rutas? ¿Cuál es la posición del gremio?
Si de a poco se amplía la discusión a otras materias, como la contaminación odorífera frente al edificio de Pasmar en la costanera, la falta de áreas verdes, las pocas exigencias municipales a las constructoras de proyectos inmobiliarios, comercio ambulante, educación municipal, salud, etc., la lista de preguntas sobre la dirección por la que avanza nuestra ciudad se vuelve extensa. La impresión que me queda como ciudadano de Puerto Montt, es que de alguna forma pareciese que las prioridades de las autoridades no apuntan hacia aquellas que son realmente importantes para los puertomontinos. Siempre habrá gente que se quede satisfecha con una pileta con luces o con dinero para un club de deportes, sin importar los altos costos. Pero lo que requiere la ciudad de manera urgente es la profesionalización del ejercicio de la política pública. Un buen uso de los recursos respaldado por un buen saber técnico. Una visión de ciudad y no de pueblo por parte de las autoridades. Un compromiso serio por tratar aquellos temas profundos, que requieren cambios sustanciales y una discusión constante sobre el desarrollo local por el cual avanza nuestra ciudad.
CRISTIÁN D. CONTRERAS SÁNCHEZ.
Ciberataques
Los crecientes casos de empresas y personas en Chile, que han sido víctimas de las sistemáticas campañas de ciberataques, en especial de Ransomware, no sólo constituyen una luz roja en materia de seguridad informática, sino que también son una clara señal que este tipo de acciones continuarán presentes en el futuro.
No hay que olvidar que un Ransomware es una clase de malware (programa de software malicioso) que busca infectar un computador o servidor, cifrando sus archivos mediante una criptografía (secuestro digital). Su objetivo es exigir un pago de dinero (recompensa) para normalizar el funcionamiento del sistema, el cual puede variar según la naturaleza de la organización, su tamaño, prestigio, etc. Por lo general, suele instalarse en un equipo o dispositivo mediante vínculos o links contenidos en correos electrónicos, páginas web o mensajes instantáneos. Si bien existen varias formar de prevenir ser víctima de estas amenazas, como por ejemplo estar asesorado por expertos y actualizar constantemente los softwares y sistemas operativos, una de las más importantes consiste en educar a los usuarios finales. De acuerdo a algunas cifras, más del 90% de los ataques informáticos tienen éxito gracias al descuido o negligencia de las personas. Esto no es menor, pues lo anterior puede traducirse en descrédito de una organización, daño a su reputación corporativa o simplemente su desaparición por las pérdidas millonarias que puede generar.
FRANCISCO FERNÁNDEZ. Gerente General de AVANTIC.
Imprescriptibilidad penal
Afortunadamente, nuestros legisladores no cedieron a la tentación de darle carácter retroactivo a la ley que declara imprescriptibles los delitos sexuales contra menores de edad, vulnerando un principio esencial del derecho penal. La retroactividad de las leyes penales está expresamente prohibida en nuestro ordenamiento constitucional y también en el derecho internacional de los derechos humanos. Por tal razón, la ley 20.357, que tipificó los denominados "delitos de lesa humanidad", estableció expresamente que sus disposiciones "sólo serán aplicables a hechos cuyo principio de ejecución sea posterior a su entrada en vigencia", el 18 de julio de 2009. Lamentablemente, nuestros tribunales de justicia fallan contra esta ley expresa y vigente, pues califican como "delitos de lesa humanidad" hechos ocurridos antes de su entrada en vigor.
ADOLFO PAÚL LATORRE. Abogado.