Diálogo sobre cruceros
Con relación al Diálogo Regional organizado por su diario, en el cual se trató el tema de la Industria de Cruceros y su importancia para el turismo local y regional, primero que todo quiero felicitarlo por promover temas de importancia para el desarrollo de nuestra zona.
En segundo lugar, deseo manifestar mi opinión en relación con el tema tratado y el manejo que hasta ahora se ha llevado a cabo por parte de todos los entes regionales involucrados.
Periódica y estacionalmente, en los últimos años se levanta el tema de los cruceros, la importancia, las estadísticas, el Seatrade, la ciudad como eje, etc. etc., pero nunca se llega a acciones concretas que permitan ver resultados, mientras en otros puertos como Talcahuano, ya son home port de una línea, Punta Arenas esta ampliando su muelle, Valparaíso construirá un muelle de cruceros, San Antonio va por las mismas y nosotros que somos los dueños del producto y puerta de la Patagonia, seguimos en reuniones, en opiniones y otras acciones que hasta ahora sólo consiguen que los cruceros arriben con los mismos programas y actividades de hace 5 años. Ojalá que los 200 millones de pesos que la Municipalidad está invirtiendo en un proyecto de Diseño de Prefactibilidad de un Terminal de Cruceros en Puerto Montt, cuyo proceso de ofertas se cerró la semana pasada con 4 ó 5 ofertas de empresas interesadas, llegue a buen termino y sea un primer paso para formar una mesa de trabajo y desarrollo de un producto turístico completo y no sólo sea archivado como otros tantos proyectos y temas que en un momento se mostraron a la ciudadanía.
SERGIO BAHAMONDE MOLINA.
La colonización
En relación a la carta de don César Sánchez (01.07.19), quiero respetuosamente expresar lo siguiente:
1.- La colonización alemana, pese a la promulgación de una ley en 1845, fue un acto de improvisación de última hora, no fue "planificada", como asegura don César. Dice un testimonio: "En estos 4 años de ausencia de Philippi aún no se había preparado nada para ubicar las familias", que ya habían arribado. Y Pérez Rosales "ya estaba dos años en Valdivia pero en Llanquihue donde debía ubicarse la colonia no se había preparado nada" (Colecc. Emilio Held 1970). Y el padre Guarda, gran historiador, dice que don Vicente fue "muy mal funcionario". Agreguemos que gracias al gobernador de Calbuco y 680 hacheros, obligados a trabajar bajo intensos aguaceros, se abrió el camino al lago y construyó un albergue para recibirlos.
2.- "A los alemanes se les exigía que tuvieran una profesión u oficio". Otro mito. Antonio Varas y el cónsul en Europa le dicen insistentemente a Philippi que se limite a reclutar campesinos, que trabajen "con la pala" y no profesionales y "señores". El supuesto "certificado de moralidad" era una recomendación que, en las condiciones paupérrimas que se vivían en lo que hoy es Alemania, no tuvo ninguna relevancia. Pérez Rosales dice que el colono más recomendado (Muschgay) resultó ser un charlatán y estafador. Lo dice don Vicente.
3.- "Lo único gratis fue la excensión de contribución por dos años". Otro mito. La ayuda fue mucha y no se pagó. Hubo que condonarla por ley (el senador Pérez Rosales fue impulsor del "perdonazo"). En la propuesta al Senado se dice que algunos colonos no podían pagar, debido a su estado de "indigencia".
4.- Lo de la "construcción de caminos", por parte de los colonos. Sí, pero caminos particulares. Si algo costó muchísimo dinero, fue el arreglo del camino al lago (1857-1863). Los caminos los pagó el Estado y entregó tierras bajo una condición: Que los colonos faciliten la construcción, y eso es precisamente lo que reclamaba el Ingeniero Provincial (un ingeniero alemán), porque los colonos en vez de cumplir con esta obligación, especulaban al prestar sus bueyes y carretas a precios "desorbitados". Eso dice el Ingeniero Provincial.
5.- No es que deje "entrever" que en el sur de la provincia había "una intensa" actividad productiva. Lo afirmo. Todas las fuentes así lo indican: En 1851 la producción alcanzó a 2 millones y medio de piezas de madera. Claudio Gay en visita de estudio constató que 6 mil individuos trabajaban en la montaña cortando alerce. Y B. Philippi (1840) consigna que "miles de embarcaciones" surcaban el Reloncaví, cargadas de tablas de alerce. El Intendente del Río relata que se instalaron dos aserraderos, nadie niega ese hecho (uno era del Irlandés Dartnell). Años más tarde (1871) había 3 aserraderos que producían 100 mil tablas al año (Informe Vidal Gormáz). Es verdad, pero en número no alcanzan a la producción de 1851. Por eso, no tiene fundamento decir que en menos de "diez años elevaron la producción en todos los ámbitos al compararlos con las centenarias ciudades chilotas o villas…" Veamos: Carelmapu (la villa más pobre) en 1871 producía 19.567 fanegas de trigo y la colonia de Llanquihue (alemanes) apenas llegaba a los 7.856 fanegas. Rubro papas: Llanquihue producía 106.212 fanegas y Chiloé (la provincia que nunca recibió ayuda) producía 295.277 fanegas.
Una historia basada en mitos y creencias no nos sirve. La Historia es una ciencia, el discurso de las convicciones es algo puramente ideológico.
RUDY ORLANDO CARRASCO P.