La Campaña Nuevo Aire que impulsa este Diario no sólo ha servido para visibilizar esta realidad que nos asfixia, con episodios de pre-emergencia ambiental que cada vez parecen más comunes; sino que también nos ha permitido constatar cuánta desinformación hay al respecto, al tiempo que el desafío educacional y de toma de conciencia por parte de la población respecto del problema, parece tanto o más urgente que la declaratoria de "zona saturada por contaminación", que ciertamente ayudará, porque trae consigo recursos; pero en ningún caso será la solución a la contaminación reinante.
El tema, como ya se ha dicho, es amplio y multifactorial, y requiere del trabajo conjunto de organismos de gobierno, municipales, vecinales, de la academia y del mundo privado, para sensibilizar a la población. Porque no basta con que reiteremos la necesidad de consumir leña seca; sino que hay que ampliar la mirada y el consumo de otras fuentes calóricas, como el pellet, la electricidad y la parafina, son una opción. Hoy la tecnología permite estándares realmente altos en las estufas que hay en el mercado, y a precios cada más accesibles. En consecuencia, la calidad de los calefactores hoy es tan importante como los combustibles que usamos para calefaccionarnos.
La aislación y la ventilación de las casas sigue siendo un gran tema, sobretodo en las viviendas nuevas; pero, ¿qué hacemos con las viviendas antiguas? Situación difícil de zanjar, porque requiere de una inversión muy alta. Hoy al menos, las viviendas sociales vienen con espacios habilitados para secar ropa, y así no contaminar al aire del resto de la vivienda con la humedad; pero sin duda no es un tema de fácil resolución.
Habitualmente, no asociamos los episodios críticos de contaminación con la salud de la población, porque el efecto no es inmediato; pero sí tras un par de días se advierte el colapso de los consultorios y las familias lo resienten cuando deben desembolsar dinero para la compra de medicamentos.
En consecuencia, los efectos del uso de leña húmeda o mojada, la escasa conciencia de la ventilación o aislación de las viviendas, la diversificación de las fuentes de calefacción para el hogar, y tantos otros aspectos asociados a cómo nos protegemos del frío durante el invierno, son variados y tienen en definitiva una alta incidencia en la calidad de vida de toda la población. Y sólo podremos contribuir a descontaminar el aire del sur, en la medida que todos seamos conscientes de nuestras acciones.