Capacidad de carga y destino sustentable
Tomás Cortese.
Director Ejecutivo Fundación PLADES.
Durante la temporada alta, residentes y viajeros nos preparamos para el atochamiento. Lo vemos en las principales ciudades turísticas del Llanquihue, con una intensidad que sabemos que genera ingresos económicos importantes para las comunidades locales, pero que a la vez nos hace preguntarnos ¿Cómo compatibilizar el turismo y todas sus virtudes con la sostenibilidad de nuestros principales destinos? Resulta urgente instalar un debate que ponga al centro un concepto clave: la "capacidad de carga". Esto se refiere al máximo nivel de personas (o tráfico) que un espacio físico artificial o natural puede soportar antes de que el lugar y la experiencia de residentes y turistas se comiencen a deteriorar. Sobre la aplicación de esta idea existen muchas experiencias en el mundo.
En Europa la mayoría de los centros históricos antiguos son peatonales, en otros destinos, se ha fijado un número máximo de visitas tolerables. Más cerca, en Isla de Pascua se acaba de pilotar un plan de transporte para descongestionar Hanga Roa. En Frutillar, el Plan de Desarrollo Sustentable (PLADES) trabaja hace años apoyando a la municipalidad para movilizar proyectos clave de infraestructura, los que deberían generar una mejora importante en el mediano plazo. En este sentido, el año 2018 se implementó una completa reingeniería vial en la zona típica lo que, junto a la incorporación de sistemas inteligentes en los semáforos permitió disminuir los atochamientos.
El mismo año los estacionamientos se concesionaron públicamente a una empresa con experiencia en movilidad urbana con la que ya se estudian nuevas ideas y tecnologías para hacer una "gestión inteligente" de los espacios viales. Sin embargo, los problemas de la temporada alta no se resuelven aumentando calles o estacionamientos indefinidamente. La experiencia internacional demuestra que se requiere identificar la capacidad de carga y limitar la cantidad de vehículos, lo que a su vez potencia la experiencia turística.
Para trabajar en torno a estos temas un conjunto de organizaciones y ciudadanos liderados por el municipio de Frutillar daremos forma a un plan con acciones concretas, innovadoras y factibles de implementar en el corto y mediano plazo.
Claudia Paredes. Directora Social
ONG Canales.
Un nuevo año
escolar
En los próximos días se inicia un nuevo año escolar y miles de estudiantes de cuarto medio vivirán su último primer día de clases y junto con esto enfrentarán un año que marcará el fin de una etapa. Si bien para muchos jóvenes éste es un año de decisiones relacionadas con su futuro, para otros las decisiones ya fueron tomadas.
Sí, aquellos jóvenes que optan por la educación media técnico profesional deben elegir a temprana edad una especialidad que se constituye como una primera, y muchas veces única, herramienta de inserción laboral. Estos jóvenes al enfrentar el último año escolar deben tomar una segunda gran decisión, optar por la continuidad de estudio (cuando aquella oportunidad existe) u optar por insertarse laboralmente.
Cualquiera sea la decisión que tome nos lleva a algunas preguntas: ¿Está este joven, que recibió una educación diferenciada, preparado para enfrentar lo que sigue? ¿Tiene las herramientas técnicas y socioemocionales para enfrentar el mundo laboral? ¿Tiene las herramientas suficientes para enfrentar la educación superior? Según un estudio de trayectorias escolares de la Universidad Alberto Hurtado, el 47% de jóvenes egresados de la Educación Media Técnico Profesional (EMTP), ingresa a la educación superior, más de la mitad lo hace en educación técnica de nivel superior, de estos últimos cerca del 39% no termina. Por otro lado, el mismo estudio asegura que a tres años del egreso sólo un 31% de los estudiantes de EMTP que ingresan al mundo laboral se encuentra desempeñando un trabajo relacionado con la especialidad que estudió y cerca del 45% se desempeña en actividades de servicio y atención al cliente.
Estos antecedentes dan cuenta de una deficiencia de nuestro sistema de formación técnica de nivel medio: no es suficiente para preparar a los jóvenes para continuar estudiando ni cumple con la inserción laboral esperada. Sin embargo, esta no es una tarea que compete sólo a la escuela. La participación de los sectores productivos en la formación de técnicos es fundamental para la inserción laboral. Conocer e interactuar con la realidad laboral de cada especialidad durante el proceso formativo, es relevante para el desarrollo de competencias de los futuros técnicos.