Es tiempo ya de entrar en razón -en cuanto al cuidado de nuestra ciudad-, constantemente amenazada por la irresponsabilidad y negligencia de los propios habitantes de Puerto Montt, que no colaboran en su limpieza e integridad de sus recursos. Como tan burdamente ha quedado de manifiesto con la reciente formación de insalubres y contaminantes microbasurales en sectores de importante población como Bosquemar, en la zona de Mirasol; así como en el área de Senda Central, en las inmediaciones de Alerce.
En los últimos años, la mayor disconformidad ciudadana y llamado de atención de los turistas, se concentró en el aspecto de ciudad sucia y descuidada que mostraba la capital regional, a causa de las irregularidades y falencias del servicio de aseo urbano en ese entonces. El que se cambió por uno más eficiente y con buenos resultados.
Sin embargo, cuando parecíamos recuperados en ese aspecto, han aparecido estos voluminosos acopios ilegales de toda clase de desechos y escombros en áreas pobladas. Y que no solamente ensucian la ciudad, sino que, riesgosamente, se transforman en alarmantes focos infecciosos y cobijo de roedores, que atentan contra la salud humana.
La comunidad del lugar, en consecuencia, exige una pronta solución a la problemática y que se cumpla -con especial celo y determinación- la "tolerancia cero" que las autoridades municipales han dispuesto con energía para frenar y extirpar de raíz estos verdaderos atentados destructivos del prestigio y dignidad de Puerto Montt, así como el daño medioambiental y al bienestar de las personas.
Esta es nuestra casa grande, después de nuestro hogar, que es imperioso cuidar, resguardar y mantener en las mejores condiciones posibles. Porque su crecimiento y progreso es el fruto del trabajo, dedicación y sacrificio de todos quienes aquí habitamos. Por lo tanto, no impidamos su desarrollo con indolentes e irresponsables conductas. Amemos nuestro terruño. Respetemos su pasado, velemos por su presente y luchemos por su futuro.