Una de las mejores definiciones del ejercicio periodístico, la leí hace once años en el libro de Robert Fisk "La Gran Guerra por la Civilización", donde exponía que la prensa es un ejercicio práctico de contrapeso frente al poder.
En la historia de nuestro país abundan los casos de investigación, que han desembocado en historias altamente atractivas para el público, pero además con un tremendo aporte a la necesidad de construir una sociedad transparente, materia que abordó de forma bastante interesante hace un lustro el sitio digital Ciper Chile.
Y mucho de eso cobró valor en nuestro Diario El Llanquihue, con el excelente reportaje de mi colega Carlos Urbina quien expuso en la edición del 23 de septiembre y bajo el título "Abusos en la Iglesia: un silencio que no es sólo de los inocentes", una cruda verdad acerca del sufrimiento provocado a fieles por parte de sacerdotes y, quizás lo más elocuente y penoso, los documentos que prueban la falta de empatía hacia las víctimas de parte de las autoridades eclesiásticas.
Aparte de saludar este excelente trabajo periodístico, nuestro colega expuso algo que es fundamental para el Periodismo: resaltar la labor profesional y estar donde otras instituciones o personas fallan o prefieren obviar las responsabilidades, ocultándose en estructuras que al final protegen a los abusadores. Sobre el tema, recomiendo ver la serie documental "The Keepers", en Netflix.
Volviendo al tema, resulta del todo preferente que los medios den tiempo y espacio, para desarrollar temas que sirvan para otorgar a la civilidad el control social que tiene en los periodistas a sus principales actores.
Junto con el control de las instituciones y del ejercicio del poder, los periodistas abordamos la creación de realidades que, ejercidos en paralelo, otorgan el ideal de nuestra función en un mundo que cada vez es más mediático y que requiere asesorías efectivas, oportunas y con claridad de propósito.
Sergio Velásquez Haro.
Presidente regional del Colegio de Periodistas.