Avance industrial sin contaminación
Los fuertes e insalubres malos olores, que denuncian vecinos rurales (La Goleta y aledaños), revelan excesos en empresas.
Los tiempos cambian y las ciudades y pequeños poblados crecen en habitantes, estructuras y servicios. Es un proceso que no se detiene y que, lamentablemente, arrastra aspectos negativos que hay que impedir y erradicar, por los daños que causan al ser humano y al mismo medio ambiente.
Uno de estos males es el de la contaminación ambiental, provocada generalmente por los excesos industriales, que no velan por el cuidado del aire y las aguas del entorno habitado, que con el paso del tiempo deben ser cada vez más preservados como indispensable fuente de vida. El más evidente ejemplo de esta crítica situación de exponencia humana es el que se está dando en la zona rural de nuestra comuna: en La Goleta y afectando también a Trapén y El Empalme, donde el funcionamiento de once empresas (según catastro vecinal) en un radio de ocho kilómetros, es motivo de la emanación de malos olores, -cada vez más intensos e insalubres-, que los lugareños ya no resisten.
Reiteran que -por la gravedad del caso- ha llegado el momento de que sus clamores sean atendidos por las autoridades. Fiscalicen esas actividades industriosas y exijan lo pertinente para que esas labores no provoquen contaminación ambiental, ni dañen el aire limpio que necesita respirar la población, que merece desarrollarse en condiciones de normalidad como todos. Lo que significa que la tarea empresarial debe aprender a desempeñarse, congeniando con la población y, sobre todo, sin perjudicarla, en un rendimiento que garantice esos resguardos.
Las autoridades ministeriales y municipales asimilaron esta urgencia ciudadana. Y se han comprometido a intervenir tras una solución al problema, lo que incluye la exigencia de adecuados procesos que no contaminen y una relación más amable con los lugareños. Todo esto acompañado de las fiscalizaciones correspondientes.
Está también el proyecto gubernamental, que busca una ley en el Parlamento, que obligue una participación ciudadana temprana en los futuros planes de nuevas industrias en el territorio.