Buscan en la equinoterapia la fórmula para ayudar a niños con múltiples necesidades
PUERTO MONTT. Las terapias no tienen costo para quienes las requieran y, según expresan en la institución, las puertas están abiertas para todos quienes lo necesiten.
El Club de Rodeo Reloncaví tiene una meta grande: levantar un centro de terapias en las tres hectáreas que poseen en el sector Polincay, de Puerto Montt. Un lugar que, precisamente, se caracteriza por la belleza de su entorno natural. Rodeado de árboles y del río Chamiza.
El trabajo ya comenzó. Y la equinoterapia es una de las técnicas que realizan y sin costo alguno para quienes acuden.
La intención de este club es utilizar al máximos sus dependencias para beneficio de los niños.
José Mardones, vicepresidente del Club de Rodeo Reloncaví y quien está a cargo de las terapias, explica que la idea no es nueva, por cuanto antes se realizaba en el Rancho de Colote; pero ahora se trasladó a las dependencias del club de rodeo puertomontino.
Recuerda que esta idea se originó por la falta de este tipo de actividades en Puerto Montt. Por lo demás "somos nosotros quienes tenemos los caballos. Tenemos las puertas abiertas para ofrecer este tipo de terapia, que uno ve el desarrollo que ha tenido en otros países".
Lo ideal -dice Mardones- es que cinco personas trabajen con cada caballo: terapeutas, guía de caballo (entendido), los laterales (a cargo del jinete) y dos auxiliares, que reciben las órdenes de los kinesiólogos, respecto a qué material utilizar durante el trabajo.
Para proseguir con esta labor, en el club necesitan de recursos, de apoyo que permita brindarle esta ayuda a los niños que lo requieren.
Fanny Lagos, educadora diferencial, comenta que se trata de una puerta en terapias alternativas para los niños. "Me llama la atención lo mucho que disfrutan los niños arriba de los caballos, el vínculo que se genera, lo que es una de las cosas más importantes. Mira cómo sonríen, cómo los tocan, sienten su olor... Es algo súper importante", comenta.
Tiene alumnos desde los 4 años y medio y hasta los 10 años, pero la idea es que puedan acudir menores de todas las edades. Junto a todos los beneficios, el vínculo entre el caballo y el niño es el aspecto emocional.
Para todos los niños
Vorka Ortiz, kinesióloga de Coanil, explica que de partida están los efectos conductuales para regularizar la conducta de los menores. Desde el punto fisiológico, el movimiento del caballo imita el movimiento de las caderas en el ser humano, en la marcha; entonces, a los niños que padecen de problemas motores les da información de cómo es la marcha de humana.
Lo ideal, dice, es que esta terapia sea utilizada por todos los niños, dado que no hay un diagnóstico o patalogía específica que pueda beneficiarse a través de la equinoterapia. A la escuela asisten niños con parálisis, Síndrome de Down; pero insiste en que lo ideal que es para todo niño, incluyendo a quienes no tienen discapacidad.
Les interesa que todos los niños que acuden a esta escuela puedan trabajar la equinoterapia. Su efecto es que una vez que se familiarizan, se van acostumbrando al calor y a la textura del caballo genera.
Por lo mismo, no se utiliza la montura general, sino que una especie de frazada que le permite que los niños sientan la temperatura corporal del caballo y los movimientos más finos del caballo, a nivel de marcha, lo que no sucede con la montura, que al ser más rígida limita dicho contacto.
¿Qué caballos?
José Mardones, vicepresidente del Club de Rodeo Reloncaví y quien está a cargo de las terapias, explica que se trata de caballos que están domados y que son mayores, que están "en retirada del rodeo, que tienen entre 16,17 y 18 años". Esto, porque es mucho más pasivo, más tranquilo y que no implica riesgo ante la ocurrencia de un error.