Ni el más optimista esperaba un fallo tan contundente a favor de Chile, que ganó lejos en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.
Obviamente, esto hace que nos sintamos satisfechos y contentos, no sólo por el resultado de este largo proceso, sino también por la forma en la que como país, como Estado, defendimos nuestros intereses.
Hay un largo trabajo, que se hizo además en equipo y que encabezó en su momento Heraldo Muñoz desde la Cancillería y que le correspondió asumir luego al Canciller Roberto Ampuero.
Cerrado este capítulo con un contundente fallo a favor de Chile, lo que debemos asumir ahora es que esto no debe impedir dialogar con Bolivia. Este fallo no debe impedir conversaciones futuras, pues hay muchos temas pendientes que deben seguir dialogándose, abriéndose espacios distintos a partir de este fallo.
Somos países vecinos, tenemos intereses comunes y por lo tanto estos deben ser dialogados siempre, pero ahora de una forma distinta.
Ahora bien, el gran perdedor es Evo Morales, quien convenció a su pueblo que el fallo les daría una salida soberana al mar, lo que estuvo muy lejos de suceder a partir de lo señalado por el tribunal: ningún argumento boliviano daba como fundamento la obligatoriedad para que Chile negocie una salida al mar, rechazando contundentemente las pretensiones bolivianas y hoy es Evo Morales quien le debe una explicación a su pueblo.
Digamos también, que lo más llamativo será la respuesta o explicación que las autoridades bolivianas tendrán que entregar a su gente, a partir de este traspié que sufrieron en el tribunal de La Haya, pues con las expectativas de las personas, de los ciudadanos, con las expectativas de toda una nación, no se juega, pues muchas veces simplemente no se cumplen y eso vale para cualquier gobernante de cualquier país.
Así las cosas, comienza una nueva etapa de la relación entre Chile y Bolivia, pero ahora con mayor claridad jurídica.
Gabriel Ascencio Mansilla.
Diputado (DC) de la República. Región de Los Lagos.