A través de diversas fórmulas, países como Brasil, Argentina, Uruguay y otros, entregan a sus trabajadores una decimotercera remuneración durante el año. No se trata de una regalía, sino de un derecho conquistado por los trabajadores de esos países y consagrado en leyes para su implementación.

En nuestro país existen los aguinaldos, que se entregan para Fiestas Patrias y Navidad, que no tienen carácter legal y que están supeditados a la voluntad del empleador y cuyo monto, salvo para pensionados y empleados públicos, tampoco está fijado, salvo en empresas que lo tienen contemplado en su contrato colectivo con sus trabajadores, que en Chile además son muy escasos.

Por lo anterior y ad portas de las celebraciones de Fiestas Patrias, un grupo de parlamentarios ingresamos un proyecto de resolución que solicita al Presidente de la República enviar al Congreso una ley que establezca un aguinaldo obligatorio para los trabajadores del sector privado, pues mientras el aguinaldo no sea una obligación legal y dependa de la voluntad de la empresa, tanto en su monto, como en la entrega misma, se seguirá generando una gran diferencia en lo que reciben los trabajadores del sector público y del sector privado.

Planteamos la idea de una legislación que establezca la obligatoriedad para todos los empleadores de entregar aguinaldo, calculado en la ley como un sueldo complementario anual, dividido en 2 pagos de 50% cada uno de la remuneración promedio de los últimos 6 meses, pagaderos en los meses de septiembre y diciembre, similar a lo que se hace en otros países, que establecen una 13° remuneración en el año.

Muchos dirán que no se puede, que principalmente las pequeñas empresas no están en condiciones de asumir estos costos, pero es absolutamente necesario avanzar en nuevas conquistas para los trabajadores, sobre todo en aquellas que tienen que ver con mejorar sus ingresos, dado los bajos sueldos con los que la mayoría de las personas viven en nuestro país.

Gabriel Ascencio Mansilla.

Diputado (DC) de la República. Región de Los Lagos.

Otro especial anhelo puertomontino es el mejoramiento de la limpieza de la ciudad, hasta ahora una de las características más negativas de Puerto Montt, frente a los turistas y sus propios habitantes. Al extremo, que habido etapas en que el sistema de aseo urbano se ha visto colapsado, con focos de insalubres basurales en distintos puntos de la capital regional. La más clara prueba de que la empresa responsable no cumplía con eficiencia su relevante tarea y ante lo cual una nueva entidad -Cosemar- , a contar del 1 de octubre, asumirá las labores de recolección de los desechos en distintos barrios y centro del territorio porteño.

Convéngase que -para que el indispensable sistema de aseo urbano funcione eficientemente- es primordial no solamente la competencia profesional, técnica y de organización de la nueva empresa a cargo, sino también el involucramiento en la actividad de los propios pobladores. Esto es, a través de un cambio radical en sus conductas por una de más cuidado, solidaria y respetuosa. Con la disposición de querer -de veras- mantener lo más limpia posible a su casa mayor, su ciudad, arrojando los desperdicios sólo donde corresponde (basureros y contenedores). Velando porque estos depósitos se conserven en buen estado (no los destruyan ni los quemen…). Manipulándolos correctamente, sin sobrecargarlos ni arrojar en ellos despojos voluminosos, ya que para eso existen las tolvas, que, a su vez, deben continuar en servicio en estratégicas ubicaciones. Etc..

Felizmente, en cuanto a estas apreciaciones que considerar, para un óptimo aseo local y presentación de un Puerto Montt esplendoroso, ya ha habido contactos iniciales entre las autoridades, ejecutivos de Cosemar y representantes vecinales. Donde se ha compartido con los vecinos, en detalle, la nueva forma operacional de recolección de los residuos en la ciudad. Y, de ese modo, captar la imprescindible colaboración de la comunidad, en pro del más eficiente funcionamiento del nuevo sistema de limpieza de Puerto Montt. Que sea un fiel reflejo de la cultura y tradicional hospitalidad de sus gentes.