La actividad portuaria, como otras que se desarrollan en nuestra ciudad puerto, junto con desplegarse como un pilar para el desarrollo socioeconómico local y regional, deben igualmente velar porque esas tareas mantengan sus avances sin perjudicar a la población y el entorno medioambiental. Todo esto en concordancia con los predicamentos actualmente en boga en el plano nacional e internacional, sobre el cuidado del planeta y sus criaturas, por una vida humana más digna y mejor.

Se trata de que no vuelva a suceder lo recientemente ocurrido con los habitantes de Tenglo, que resultaron afectados por el polvillo desprendido del gluten del trigo, desembarcado en el terminal portuario, que en un día de viento se diseminó sobre la cercana isla. Extendiéndose como una nube amarilla que cubrió casas, cercos, jardines, arbustos y arboledas, mientras que las personas residentes sentían escozor en sus ojos y gargantas, entre otras molestias físicas, según lo revelado por los vecinos a este rotativo. Y luego de las oportunas denuncias de los isleños, las autoridades frenaron la descarga de la nave de Empormontt, que esperará una condición climática propicia para concretar su trabajo sin provocar efectos negativos. Y también, ante el temor de que dicho material particulado pudiera ocasionar alguna contaminación en el mar, la Armada se ha abocado a hacer los análisis respectivos.

Luego de esta inquietante experiencia, lo menos que se puede solicitar es que se establezcan los adecuados protocolos, que garanticen que semejantes situaciones no se repetirán. Y que el puerto continuará funcionando normalmente, adoptadas las indispensables precauciones de plena seguridad.

Que el puerto siga siendo una palanca importante de progreso para la capital regional, es una aspiración puertomontina desde siempre. Aunque lo ocurrido con el preocupante polvillo en el desembarque, bien puede ser una señal de que ha llegado el tiempo para el definitivo cambio de ubicación del terminal portuario y su promisorio porvenir. Como para pensarlo, una vez más.

Hace unos cinco meses nos referimos a cómo la combinación virtuosa de edificios y personas genera ciudades más vivibles. Señalamos que las edificaciones e infraestructura por sí solas, por buenas que sean, no bastan para garantizar la calidad de vida de un lugar. Sin cultura cívica y ciudadanos con espíritu responsable y colaborativo, hasta la mejor equipada de las urbes acaba por ser insostenible. Con esta idea en mente y con la invitación del Alcalde, es que durante este semestre hemos reflexionado junto a distintos colaboradores que llevan el día a día de la Municipalidad de Frutillar. Junto a profesionales de Obras, Desarrollo Comunitario, Operaciones, Comunicaciones, Diseño y otros, hemos evaluado distintas oportunidades para generar un desarrollo urbano que esté más cerca de la ciudadanía, combinando iniciativas. Enmarcado en este proceso de reflexión y co-diseño, el Alcalde y Director de Obras participaron la semana pasada en el seminario "Ciudades Compartidas" en Santiago, ocasión donde se discutieron diversas experiencias de urbanismo ciudadano. En esta ocasión se presentó un reciente piloto de trabajo colaborativo implementado entre la municipalidad, vecinos y ONG's donde se recuperó y arborizó una plaza con especies nativas semi adultas. En este piloto, argumentó el Alcalde, demostramos que es posible transformar espacios públicos de modo participativo, ágil, notorio y sin movilizar presupuestos extraordinarios; sólo aunando esfuerzos y aplicando una filosofía de trabajo coordinado, sistemático e incremental. A partir del éxito de este piloto es que la Municipalidad ha resuelto crear el programa "Yo Cuido Mi Barrio", orientado a impactar en toda la ciudad de un modo significativo en un plazo de dos años. Hoy en PLADES nos disponemos a trabajar junto a la Municipalidad y la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Urbanas para co-diseñar participativamente los planes de acción específicos que darán guía al programa. "Yo Cuido Mi Barrio" contribuirá de modo ostensible a mejorar la calidad de vida de los barrios de Frutillar. Para esto será necesario mantener el foco, entendernos, planificar en conjunto y avanzar como nos gusta a los sureños, nacidos o inmigrantes: sin prisa pero sin pausa.

Tomás Cortese M.

Director Ejecutivo, Fundación Plades Frutillar