Desechos orgánicos 2
Este asunto del barco pestilente nos ha planteado un problema peliagudo, complejo, pero no insoluble; tal vez despejando los hechos de las emociones, podamos avanzar hacia una solución.
Nuestra economía regional depende no de la minería sino de productos vivos, vegetales y animales. Las cosas vivas mueren, a veces en forma masiva. Lo que muere, habitualmente, se pudre, por lo que debemos partir del hecho de que a menos que podamos impedir la muerte, enfrentaremos nuevas putrefacciones masivas en el futuro. Frente a esto y frente a la coyuntura presente, ¿qué hacer?
La opción ideal sería prevenir las mortandades, pero hay circunstancias que escapan a nuestro control, no podemos impedir fenómenos como las floraciones de algas y los accidentes - como un naufragio - ocurren, por lo que nuestro plan A tendría que ser la mejor opción siguiente: reciclaje. Para esto, lo ideal sería contar con una planta procesadora de fácil acceso, tanto por tierra como por mar y con capacidad para transformar una cantidad masiva de materia en descomposición, en productos útiles. Lamentablemente, este plan A tiene un gigantesco PERO. ¿Qué probabilidad hay de que un vecindario acepte la instalación de semejante industria en un entorno urbano? ¿Qué probabilidad hay de que los ambientalistas acepten su instalación en el medio rural? En otras palabras, nuestro afán por proteger el ambiente nos impide tomar las medidas para hacerlo, de modo que consideremos un plan B.
Este plan consistiría en utilizar una instalación recicladora ya existente, esté donde esté; pero para poder ponerlo en práctica tendríamos que haber tenido claro en todo momento el dónde, el cómo y los medios. Y eso nunca apareció, no contábamos con un protocolo para la emergencia y ahora ya es tarde; el dichoso barco está funado y no veo en qué puerto pueda ser aceptado. Necesitamos entonces un plan C, con C de contingencia, ya que no siendo el óptimo, nos permite superar la emergencia: hay que llevar el barquichuelo mar afuera y vaciarlo, a la suficiente distancia como para que nuestra bienhechora corriente de Humboldt disperse la descarga por todo el Océano Pacífico.
Lo importante es que la próxima pudrición en masa no nos pille otra vez sin respuesta; la crisis del 2016 fue desaprovechada, despilfarramos energías en una gran pataleta dirigida a un blanco erróneo y no nos propusimos disponer de un protocolo y de los medios para enfrentar estas contingencias. E l resultado es que seguimos indefensos, y en esto tenemos responsabilidad todos, nosotros, la comunidad, por privilegiar las respuestas emocionales y efímeras antes que apelar a nuestro intelecto colectivo. ¿O acaso no hay universidades y centros técnicos aquí? Y la responsabilidad estatal radica en su visión burocrática, que nos somete periódicamente a sus ridículos simulacros de tsunami, en vez de enfrentar los peligros que realmente nos amenazan. El Estado cuenta con funcionarios rentados, cuyo papel en este caso debería ser el de proveer los medios para que aquellos a quienes la comunidad considere con las competencias adecuadas, propongan la modalidad de respuesta apropiada para esta particular circunstancia, la mortandad masiva y la descomposición de la materia orgánica.
RENATO ALVARADO VIDAL.
Clama mejor movilización
Me dirijo hacia ustedes, para hacer saber el malestar de los vecinos de Mirasol, Bosquemar, Mirador de los Volcanes etc.: a los señores de las líneas de colectivos 25.26, 38, al momento de elegir el transporte público como trabajo me gustaría pedirles que tengan un poquito más de vocación por lo que hacen. No puede ser posible que mujeres niños y adultos mayores a primera hora, 07.20 horas, realmente desde a lo lejos se asemejan a las hienas alrededor de colectivos y microbuses, mendigando los trasladen. Realmente, a los vecinos de estos sectores nos perjudica bastante la calidad de vida. Ya que es insostenible estar parado 1 hora bajo las inclemencias del tiempo viento y lluvia, lo que se hace habitual en nuestra zona. Para los señores de las inmobiliarias que están en el sector, la solución habitacional tiene que venir de la mano con las buenas condiciones de movilización, para lo cual antes de seguir construyendo busquen las coordinaciones necesarias para el traslado de sus vecinos. A los señores de la Seremi de Transporte y Telecomunicaciones, les solicito intervenir en la brevedad dicho sector, donde es habitual ver autos piratas y la forma de regular, creo, es cediendo autorizaciones y licitando nuevas líneas de transporte para ese sector, ya que es una bomba de tiempo para sus habitantes.
A los señores de línea de colectivos letrero verde: no busquen la comodidad en sus casas, salgan a trabajar y ofrezcan un servicio de calidad.
La línea de colectivos número 26 letreros verdes Presidente Ibáñez, Techo para Todos, Mirasol, Bosquemar, no está dando abasto. Por favor, crear otra línea que ofrezca un recorrido igual a esa. Sin el ánimo de polemizar y sólo buscando el bienestar de la comunidad, se los pido de forma respetuosa a cada uno de los actores antes mencionados.
LUIS SIERPE AGUILAR.