Casen y nuestra realidad de pobreza
La grande y prioritaria batalla que dar en nuestra región: acabar con ese 25,5% de pobres, que nos pone en un triste 2° lugar.
No tiene nada de honroso ni satisfactorio, que nuestra Región de Los Lagos figure actualmente como una de las de mayor pobreza en nuestro país, según lo registrado por la última encuesta Casen, cuyos resultados se conocieron.
En el informe se establece que el 25,5% de los habitantes de esta región (contra 23,2% de la medición anterior) afronta necesidades básicas no cubiertas, representando a 218.227 personas. Cifras que instalan a Los Lagos en el segundo lugar nacional, con más pobreza multidimensional, detrás de La Araucanía, que muestra el más alto porcentaje, con 28,5%. El promedio nacional es de 20,7%, que implica más de 3 millones y medio de chilenos en ese estado de alta vulnerabilidad frente a las variables de educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno, redes y cohesión social.
Los actualizados diagnósticos de Casen son de gran importancia, puesto que permiten conocer la situación de hoy de los grupos prioritarios en las políticas sociales, como los niños, niñas y adolescentes, jóvenes, mayores, pueblos indígenas, personas en condición dependiente, inmigrantes, entre otros.
Frente a esta realidad, tan cruda y adversa, tan contradictoria, en un país como Chile que marcha a firme tranco en su inserción en los nuevos tiempos de sofisticados adelantos, sobre todo comunicacionales, resulta imperdonable semejante atraso social. Con tantas familias en padecimiento, sin un techo digno, carentes de adecuada alimentación, sin disponer de los más elementales servicios... Una sobrevivencia humillante, inhumana, que es la muestra más fehaciente de que todavía estamos atados al subdesarrollo, aunque cueste reconocerlo.
Una prueba más de ello son los campamentos de miseria en esta región, con 2.500 familias en esa degradante situación. Un prioritario imperativo social, que acometer con resuelta voluntad.
Que esta radiografía Casen sirva para reconocer nuestras falencias y así las autoridades desarrollen a las regiones, comenzando por su urgencia más prioritaria: erradicar la pobreza extrema.