Otra generosa humanitaria iniciativa -en este mismo Mes de la Solidaridad- es la que por estos días ha surgido para procurar algún amparo a esa treintena de personas, que no teniendo otro refugio, se acurruca en los recodos, a la gélida intemperie, de las calles porteñas. Lo que ha resultado más conmovedor de observar en un invierno de tanta rigurosidad como el presente, con las más bajas temperaturas de los últimos años.

Una condición de sobrevivencia francamente indigna de todo ser humano, que lo mínimo que merece es un techo bajo el cual guarecerse y disponer de algún alimento. Algo tan elemental, que hasta los animales poseen. Por lo que parece increíble que en el siglo de la modernidad y de los grandes adelantos, permanezcamos estancados en tanta inhumanidad y subdesarrollo.

En años pasados, hay que reconocer que se han hecho intentos por rescatar del abandono en las calles, a esas personas. Pero, lamentablemente, por lo general, se niegan a dejar esa precaria subsistencia, exponiendo sus vidas entre tanta carencia. Realidad que convoca a revisar estas situaciones inhumanas de calle, con la participación de profesionales especializados, junto con el aporte del refugio necesario para acogerlos en su infortunio. Un paso encomiable en esto es la iniciativa gubernamental que acaba de emanar en cuanto a traspasar de Bienes Nacionales a Desarrollo Social, las propiedades dejadas por Cema Chile, con el objetivo de habilitarlas como albergues para esa gente desvalida. Plausible propósito que sólo podrá ir concretándose, a contar de noviembre venidero, cuando los señalados inmuebles queden definitivamente disponibles para otros fines, como lo es el de los refugios en comento.

La experiencia del Hogar de Cristo y su filial en Puerto Montt podría ser también de gran ayuda en el funcionamiento de estos albergues de auxilio, que en alguna medida son un complemento al gran trabajo que por los desamparados realiza la institución del Padre Hurtado.

Así es el combate a la pobreza en acción.

Tras el masivo escape de peces ocurrido en un centro de cultivo en Calbuco, nuevamente quedó en entredicho el impacto al medio ambiente que tiene en la zona la actividad salmonera, desconociéndose hasta ahora los efectos que tendrá este episodio en el ecosistema marino. Durante los últimos días, se ha conocido que CORFO continuará entregando recursos millonarios a la industria, para la ejecución de proyectos público-privados mediante el Programa Estratégico Mesoregional. Sin embargo, necesitamos que estas cuantiosas entregas tengan en esta actividad económica, un especial compromiso con el medio ambiente, junto a un crecimiento responsable de la salmonicultura.

He dicho que algunos parlamentarios de la nueva mayoría se arrodillan ante este rubro, y estos dineros, que fueron dejados por el anterior gobierno de Bachelet, son una demostración de aquello. Considero que antes de entregar millones de pesos a las salmoneras, ellos deben entregar garantías que la activad avanza en materia de sustentabilidad y protección al medio ambiente.

Esta industria es uno de los principales motores económicos de la región, valorándose la generación de empleos; pero esto no puede ser excusa para que, a causa de sus faenas, se generen daños importantes en el ecosistema, con consecuencias que afectarán a las futuras generaciones.

Los salmoneros deben dar señales claras de un mayor compromiso con la ciudadanía, y mejorar sus protocolos en materia ambiental y de salud, que logren alinearse con las expectativas del gobierno, que son una actividad sana, pujante, que entregue más y mejores puestos de trabajo, pero que sea sustentable en el largo plazo y que en el futuro no estemos lamentando nuevas tragedias a causa de las flexibilidades que se entregan a esta actividad económica.

Existe una deuda histórica de la salmonicultura en esta materia y las futuras gestiones de iniciativas deben estar condicionadas a un compromiso serio, demostrable con hechos concretos, en cuanto a la protección del medio ambiente cada día con estándares más altos.

Iván Moreira Barros.

Senador (UDI) de la República. Región de Los Lagos.