En un planeta, cada vez más sobrecargado de hechos negativos, que muestran descarnadamente la deshumanización de la sociedad, el egoísmo, la depravación y la violencia humanas, junto a la amenazante irrespetuosidad medioambiental, sin embargo -esperanzadoramente- se siente que no todo hoy es decadencia, cuando emergen ejemplos humanitarios que -con tremenda fuerza vital- engrandecen al ser humano.

Una de estas lecciones de infinita generosidad acaba de surgir del reciente exitosos salvataje, que se hizo en las playas de Quinchao, en Chiloé, de una ballena, de unos 10 metros de largo, que había varado al bajar la marea. Isleños y organizaciones, apenas detectaron la situación, prepararon una gran "minga animal". Y, entre todos, con la invencible fuerza de la unidad, incluyendo el empleo de una retroexcavadora, -al cabo de cinco horas de ardua y perseverante labor-, consiguieron llevar al cetáceo aguas adentro, salvándole la vida. Nadie quería que la gigantesca ballena atrapada en las arenas del archipiélago, pereciera por no poder regresar a su mundo marino. Un muy difícil operativo. Con la presión del transcurrir del tiempo, porque el animal estaba en riesgo de perecer. Sus órganos internos se estaban comprimiendo y su piel comenzaba a resecarse a la intemperie. Todo era peligrosamente dañino para la ballena. Pero, pudo más la compasión, el amor, la unidad y la decisión de sus salvadores. El feliz desenlace de este impresionante salvataje, así lo confirma conmovedoramente.

No es la primera vez que sucede algo similar en las palayas australes, con intentos de auxilio para ballenas encalladas. Incluso, en 2015, acaeció un increíble fenómeno: el de la mortandad de cientos de estos cetáceos en la costa patagónica chilena. Lo que fue calificado como una "imagen apocalíptica" al observarla. Entre las causas del suceso consideradas, estuvo la hipótesis de la intervención de la Marea Roja y el alga tóxica que trae consigo. Lo que sí se descartó en el caso fue la intervención humana.

Compasión y amor es lo que se necesita.

¿Qué es la sociedad civil? También llamada tercer sector, la sociedad civil se refiere al espacio donde las personas se organizan para atender temas de interés público. Desde allí, cumple distintos roles frente al Estado: muestra lo que el Estado no ve o ha dejado de ver; cumple un rol de vigilante; articula actores e intereses y colabora con el Estado para construir algo más grande. Las viviendas sociales, la multidimensionalidad de la pobreza, la situación de las personas en calle, la agenda de género, el cuidado del medioambiente, la conservación del patrimonio natural, todas estas temáticas son empujadas por las organizaciones de la sociedad civil, haciendo visible lo que no vemos, poniendo los temas sobre la mesa. En nuestra región contamos con una trama cada vez más robusta de organizaciones que han ido poniendo en valor el cuidado del medio ambiente. La sociedad civil vigila al Estado, es garante de la democracia y del cumplimiento de los derechos, así como de las obligaciones que emanan de las convenciones internacionales. Allí donde el Estado firma compromisos, la sociedad civil observa su cumplimiento, como es el caso del Acuerdo de París para enfrentar el cambio climático, o de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que nuestro país suscribió al 2030 y que entre sus compromisos está la gestión sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad. Aquí, el cuidado del patrimonio natural a través del fortalecimiento de los Parques Nacionales es la mejor alternativa para enfrentarlo. La sociedad civil tiene la responsabilidad también de colaborar con el Estado, enriquece su labor con un conocimiento profundo de las temáticas en las que trabajan, innovando en la manera de acercarse a ellas y proponiendo políticas públicas. Aquí, el conocimiento desde la sociedad civil en cuidado del patrimonio natural, y el alcance que tiene el Estado para hacer llegar ese conocimiento a otra escala de cobertura, hacen que de estas alianzas signifiquen pasos gigantes para el cuidado de nuestro patrimonio natural. Allí donde surgen espacios de alianza, de trabajo mutuo, el país crece.

Rodrigo Jordán. Presidente Directorio

Corporación Amigos de los Parques de la Patagonia.