"Puerto Montt 2030, la metrópolis capital de la macro región sur austral de Chile". Da la impresión que en ese título coinciden todos. Así al menos quedó en evidencia en la edición especial del Cuerpo de Reportajes de este Diario, donde varios referentes de la zona apuntan a lo mismo: la ciudad seguirá creciendo y se convertirá en un gran conurbación, desde donde se continuarán ofreciendo servicios y conectando al sur del país. Sin embargo, este mismo hecho de la causa, implica enormes desafíos, en los que todos están de acuerdo.
Porque el diagnóstico es común. A la ciudad le faltan áreas verdes, hay que terminar con los problemas derivados del tránsito; hay que recuperar el borde costero, para recuperar la vocación marítima que siempre tuvo, y allí el actual emplazamiento del terminal portuario aparece como un tema a resolver; y ni hablar de la conectividad interna, donde hay que aprovechar la geografía local, para un uso eficiente, pero también para darle un carácter especial a la ciudad.
Y en aquella redefinición de nuestra vocación, ciertamente la construcción del puente sobre el canal de Chacao pone a Puerto Montt al centro de la macro zona sur, estimulando el papel de plataforma de servicios, que no sólo debe acotarse a los insumos, sino que también a las experiencias en los más diversos ámbitos, desde lo turístico a lo alimentario.
Mientras que en lo social, no es menor el fenómeno que estamos comenzando a experimentar con la llegada de miles de migrantes a la zona, que darán pie al mayor cambio cultural que ha enfrentado la región desde la llegada de los alemanes.
En consecuencia, Puerto Montt, como faro de la macro zona sur, vive un momento histórico que ojalá sus autoridades sepan leer y estar a la altura de las circunstancias, porque la correcta interpretación de la realidad, nos permitirá -como sociedad- poder anticiparnos a los procesos que están por venir, con fin de no repetir errores del pasado y avanzar en la planificación del territorio como nunca se ha hecho en el sur del país.