A sus 73 años, Óscar Leal sigue trabajando para la empresa LN. Es uno de los 60 obreros que participan en la construcción del colector de aguas lluvia Las Camelias.
Aunque antes de fin de año debería finalizar ese contrato, este albañil no piensa en el retiro. "Llevo aquí 40 años. Empecé como jornal y después pasé a 'maestro' y por ahí anduve de capataz. Llevo varios años y estoy feliz de estar acá. Quiero seguir acá", afirmó.
Y también se mostró agradecido por estar en el primer festejo por el Día del Trabajador de la Construcción. "Es un orgullo. Nunca había ocurrido. Los jefes lo habían hecho, pero a nivel interno, de la empresa. Pero ahora que lo hagan oficial, es una emoción. Es bonito que nos tomen en cuenta".
A principios de los años 60, a los 18 años, hizo de la construcción su forma de vida. "Estoy aquí desde que mi familia se vino desde mi tierra, en el Lago Ranco. Empecé a buscar trabajo y encontré en esto".
Sobre las obras en que ha intervenido, recuerda construcciones en Ancud, Quellón y, por supuesto, en Puerto Montt, como la población Invica, en el sector La Paloma y otras del sector Mirasol.
Agradecido
Don Óscar es un agradecido de la Construcción, porque además de su trabajo, le permitió llevar el diario sustento para su familia, así como financiar los estudios profesionales de sus dos hijos: un profesor y una futura ingeniera.
"Me siento contento por todo lo que me ha dado la Construcción. Esta es la única entrada que tiene uno. Entonces, uno se encuentra bien, llega a su casa con su familia y está todo bien", destacó.
Este vecino de la población Antonio Varas reconoce que en su caso se aplica el dicho popular: "En casa de herrero, cuchillo de palo", ya que no construyó su vivienda, ni tampoco ha hecho modificaciones, "porque estoy esperando que me arreglen (el sueldo) un poco".
Un tema que le preocupa es que cada vez ingresan menos jóvenes a trabajar a este sector. Aunque advierte que es una consecuencia de los nuevos tiempos, en los que -a diferencia de su época- "se privilegian los estudios, por sobre el trabajo", reconoció.
"Antes, un cabro de 10 ó 12 años ya andaba trabajando. Hoy se preocupan por sus estudios y está bien que así sea. Pero antes no era tanto", manifestó el orgulloso albañil .