Un aporte que hay que agradecer
La llegada de una alta cantidad de inmigrantes a nuestra zona debe alegrarnos, pero debe alertarnos sobre cuan preparados estamos para recibirlos para que sean un aporte a nuestra sociedad. "Es tarea de las autoridades regular de mejor forma quiénes llegan y quiénes se quedan. Nuestra tarea es, simplemente, ser más humanos".
La actividad desarrollada a mitad de la semana pasada por el Hospital de Puerto Montt, donde se destacó la presencia de médicos extranjeros en sus filas, haciendo hincapié en el verdadero aporte que representan en cuanto cantidad y conocimiento, no hace más que hacernos valorar el impacto que está teniendo la llegada de inmigrantes a nuestras tierras, en este caso, en el principal recinto asistencial de la Región de Los Lagos.
Los números son, por supuesto, reveladores. De acuerdo a las estadísticas señaladas por las autoridades médicas y reproducidas por El Llanquihue, 397 son los médicos que forman parte de la dotación del recinto, y 91 de ellos (el 23%) son de procedencia extranjera. Los venezolanos, con 79 médicos, lideran los avecindados.
Notable experiencia la del centro asistencial local que nos debe hacer reflexionar en cómo debemos repensar la llegada de foráneos para construir entre todos una mejor sociedad.
Más de alguien pudiese pensar -y con justa razón- que, claro, con la contribución científica de estos profesionales, es fácil considerarlos como un aporte y verlos como unos "deseados y buenos vecinos".
Pero no nos engañemos. Más allá de preparación educacional, en una sociedad multicultural podemos encontrar espacio para todos: sí, desde aquellos doctores que trabajan en el hospital, hasta los muchos haitianos que vemos día a día caminando por nuestras calles, que en su mayoría ni siquiera hablan nuestro idioma y que andan en busca de trabajos bastante más precarios.
Pensar hoy que el fenómeno de la inmigración se va a detener es ilusorio e inútil. Debemos concentrar nuestros esfuerzos es resolver cómo encontramos espacios para todos, porque con esa fórmula, sin duda, podemos evolucionar. Hay quienes, por supuesto, no vienen a ayudar, pero no son distintos a muchos compatriotas que tampoco lo hacen y son una carga para la sociedad. Pero eso no debiese ser tema, porque no tiene que ver con el color de piel ni de una bandera.
El llamado a la ciudadanía es a ser más amables y entender que el mundo es de todos y para todos. Los asuntos administrativos son otra cosa y es tarea de las autoridades regular de mejor forma quiénes llegan y quiénes se quedan. Nuestra tarea es, simplemente, ser más humanos con el del lado, no importa de donde venga.