FRACTURAS DE LOS HUESOS DEL CARPO
En el adulto, este tipo de fracturas llega a representar el 10% de todos los traumatismos esqueléticos y cercanos al 40% de todas las lesiones óseas a nivel de la muñeca, mientras que en los niños es de menor frecuencia. Suelen ser difíciles de diagnosticar, si no se sospecha de una clara incidencia al momento de una lesión, ya que, el estudio radiográfico al ser bidimensional, muchas veces hace confusa su interpretación.
Fractura de escafoides. Dentro de las fracturas del carpo en niños y adultos, es lejos la más frecuente e importante. Suelen ser producto de caídas con la mano en extensión y una desviación radial de la muñeca.
El real problema en su mayoría para los adultos, es la escasa irrigación que presenta este hueso, ya que, al ser de una forma irregular, el componente hemático que recibe es escaso, debido a que solo es irrigado en su tercio proximal, es decir, solo un 30% de su estructura ósea, el resto presenta una escasa o nula irrigación, y por ende, puede generar problemas en su consolidación, una posible necrosis avascular, pseudoartrosis y en definitiva, perdida funcional de los movimientos del pulgar y la mano.
Generalmente su tratamiento consiste en inmovilización y reposo en un tiempo estimado de 4-6 semanas. En algunos casos es necesaria la cirugía.
Fracturas de los metacarpianos (MTC). Están estrechamente unidos entre sí, salvo el primero. Las fracturas se clasifican según su localización anatómica (cabeza, cuello o base), por su estabilidad y su grado de conminución (cantidad de fragmentos óseos).
Fracturas de las falanges. El 40% de ellas constituyen disyunción-fracturas y son consecuencia de un traumatismo directo sobre el dedo en extensión, provocando una Hiperextensión de él. El manejo ortopédico suele ser suficiente.
Aunque especial consideración tienen las fracturas de cuello de falanges, las que, pueden angularse y rotarse, es por ello, la importancia de un minucioso examen clínico. En estos casos las reducciones se deben realizar idealmente con anestesia y en un campo completamente controlado por el especialista, para evitar y prevenir cualquier situación extraña a la hora del procedimiento.
Generalmente las recomendaciones posterior a las reducciones son similares; aplicación de hielo local los tres primeros días mientras está en fase aguda, ingesta de analgésicos y antiinflamatorios por los primeros cinco días, inmovilización y fijación para permitir la curación (3-4 semanas).
Los mecanismos de protección en las manos y muñeca, son importantes, debido a que reducen en gran porcentaje la gravedad de la lesión. Encontramos guantes, donde principalmente están los ciclistas y porteros de fútbol. Ayudan a disminuir el impacto y a evitar rangos máximos de movimiento.
Otro agente a considerar, es el vendaje funcional que estabiliza las articulaciones, principalmente para muñeca y falanges. En conjunto a estos accesorios, es de gran importancia realizar movimientos de calentamiento, siempre buscando rangos de seguridad y evitando el dolor o compresión de una estructura en particular.
APRENDIENDO CON EL KINESIÓLOGO