La Región de los Lagos se ha reconocido como una potencia agro alimentaria y ha cifrado sus esperanzas para su desarrollo en el turismo, entre otros pilares que conforman su estrategia de desarrollo regional. En consecuencia, cobra total sentido la reciente gira realizada por una delegación de Puerto Montt a la feria gastronómica más grande de Latinoamérica en Lima, Perú; para aprender y replicar en la zona esa experiencia, porque efectivamente, parte importante del éxito futuro de la zona, radicará en el turismo, fuertemente potenciado e influenciado por la gastronomía.
Porque si hay un mérito de lo realizado por Lima, con su feria Mistura; es justamente ese, el transformar a esa capital en un destino turístico a partir de la gastronomía. Hace diez años, el mundo entero no sólo no sabía dónde estaba Perú; y hoy lo reconocen como un destino respetado culinariamente hablando.
Y de esa experiencia busca aprender Puerto Montt. Para potenciar la actual oferta, que ya posee un abanico amplio y rico de productos del mar, la tierra y el campo; pero que puestos en valor, posicionarán a esta capital sureña en el concierto internacional. Es más, sólo así -da la impresión-, la capital de Los Lagos podrá abrirse paso entre otros destinos como la puerta de ingreso a la Patagonia, y convertir a nuestro puerto, en un verdadero punto de conexión con el sur austral y el resto del continente.
El ejercicio de conocer de primera mano el ejemplo peruano, de seguro generará impacto en nuestra gastronomía, porque la delegación no sólo estuvo conformada por autoridades, sino que principalmente por chefs y cocineros tanto de la Agrupación Gastronómica Los Lagos como de los mercados Presidente Ibáñez y Angelmó, los cuales sabrán contagiar a sus pares, con la calidez en el servicio, la puesta en valor de los productos y el sentido de pertenencia y orgullo, que se trasunta en esta verdadera vitrina de los sabores y la cultura peruana.
Puerto Montt avanza por el camino correcto hacia la consolidación de su oferta gastronómica, reconocida ya por medio de Angelmó, pero que requiere de capacitación, profesionalización e innovación, para competir con otros destinos de clase mundial, pero que conservan en su comida el sello distintivo de su gente y cultura.