Otra oportunidad especial, -para poner en práctica la solidaridad con los más desamparados de la sociedad-, es la que ofrece anualmente la Cena de Pan y Vino, organizada por el Hogar de Cristo y que en Puerto Montt se realiza hoy sábado, desde las 20.30 horas, en el recinto Arena de calle Egaña de la capital regional.

Esta solidaria iniciativa surgió en 1983, cuando el Padre Renato Poblete, siendo capellán del Hogar de Cristo, invitó a diversos personajes del mundo empresarial, político, artístico y social a compartir una sencilla cena con esos vitales alimentos que son el pan y el vino. Y así hacer visible una realidad poco notoria, pero terriblemente dura: la deshumanizante pobreza, donde quienes más padecen son los niños. Esos mismos "patroncitos", a quienes consagró su vida el Padre Hurtado para socorrerlos.

Hoy, el llamado a los puertomontinos es a concurrir al encuentro y así colaborar con la humanitaria causa, dada la deficitaria situación económica por que atraviesa la obra fraterna legada por el Padre Hurtado. Y que en nuestro puerto enfrenta el desafío de poner en marcha este año una más amplia y mejor equipada Hospedería, en reemplazo de la actual que se hizo estrecha y con múltiples carencias. El nuevo recinto, ubicado en calle Miraflores, está casi listo y pronto será entregado. Tiene capacidad para atender a 112 personas desvalidas, con apoyo de moderno equipamiento, en mejores condiciones de alimentación y especial atención psicosocial.

Todo este esfuerzo no tiene otra finalidad que obtener una mayor capacidad para socorrer a tanta gente en situación de abandono y sin apoyo alguno. Y que el Hogar de Cristo no sólo quiere auxiliar, sino que también recuperar para una vida digna y útil.

Por eso es que esa ayuda misericordiosa -iluminada por la santidad del Padre Aberto Hurtado- merece otra ayuda generosa. La de todos. Una cooperación que se puede concretar esta noche, asistiendo a la Cena de Pan y Vino en Arena. Donde, la caritativa velada se complementará con atractivos artísticos especiales e inesperadas sorpresas.

Chile tiene una larga tradición de acogida de inmigrantes que han llegado desde los más diversos lugares motivados y por muy diferentes razones. Ellos han sido un aporte significativo al desarrollo de nuestro país a lo largo de su historia. Primero llegaron españoles, italianos, ingleses y alemanes; luego palestinos, sirios y libaneses; más adelante chinos y coreanos, que componen parte de la amplia diversidad de emigrantes que han hecho de Chile un hogar a la que, recientemente, se suman americanos del sur y caribeños. Las razones que explican este fenómeno son, por una parte, las crisis económicas, sociales y políticas que atraviesan sus países de origen y, por otra parte, el atractivo de Chile como país de oportunidades por el desarrollo que hemos tenido, que ha redundado en una estabilidad que es muy valorada por quienes desean llegar a nuestro país. Pronto discutiremos una nueva ley de migración y vale la pena observar cuáles son las reacciones de distintos sectores frente a la llegada masiva de nuevos inmigrantes que se ha producido en los últimos años. La derecha se muestra recelosa y desconfiada y mira a los inmigrantes, principalmente, como un problema de seguridad. Sin embargo, mientras sus líderes y aspirantes presidenciales quieren instalar nuevas barreras y alimentan infundadamente los temores de la población, el empresariado está utilizando a los nuevos migrantes como mano de obra allí donde faltan los chilenos. Es curioso ver esta dicotomía. Dentro de la empresa los valoran, pero al salir de ellas, pareciera que no los quieren ver y llaman la atención sobre el mayor gasto público que provocan en servicios como salud, educación o vivienda. La centroizquierda, que tradicionalmente le asigna un valor relevante a la solidaridad, expresa en su gran mayoría opiniones favorables respecto de la inclusión. Están presente en nuestra memoria los miles de chilenos que en el pasado debieron emigrar por razones políticas y económicas. Y aunque estamos conscientes de los nuevos problemas que se generan para el país y las mayores presiones que la presencia de inmigrantes significa para los servicios sociales, destacamos su efecto dinamizador.

Rabindranath Quinteros.

Senador por la Región de Los Lagos.