Museo de la memoria
En su edición del viernes 6 recién pasado, en la página 7, se publica que el CORE ha entregado la ex dependencia de la PDI a la Corporación Egaña 60, para que se construya un museo de la memoria. Declara la presidenta de la Corporación que "buscamos que no se repitan hechos como los vividos a partir del 11 de septiembre de 1973". A este evento sólo algunos alcances: cabe imaginar que esto se realizará con fondos públicos; es decir, dinero de todos nosotros, de todos los chilenos, de manera a que no hay espacio para manipulaciones partidistas ni políticas; la integridad y seriedad deben primar. Ante eso, entonces, sólo sugerir que se plasme la historia como realmente fue, lo que de verdad pasó. El pronunciamiento militar del 11 de septiembre de 1973, que derivó en el Gobierno Militar, no fue producto de ambiciones de poder. Fue el resultado de políticas muy mal aplicadas y de una crisis como nunca Chile había experimentado, y los políticos no lograron mantener el estado de derecho y respeto. Las Fuerzas Armadas sólo actuaron ante el clamor de un pueblo que experimentaba el desorden absoluto, la escasez de alimentos y enseres básicos y la violencia diaria en todo lugar. El pronunciamiento militar solo salvo a Chile de una cruenta guerra civil. Los derechos humanos se comenzaron a violar en Chile antes del 11 de septiembre, quizás a fines de la década del 60, con su culminación en 1973. No nos engañemos ni engañemos a nuestros hijos. Posterior al 11 de septiembre, Chile experimentó una guerra contra el terrorismo internacional, muchos de ambos lados cayeron. No faltarán aquellos jóvenes que cuando visiten un museo que muestra una realidad en forma parcial, esto es, sólo a partir del 11 de septiembre y con un tinte determinado, se preguntarán: ¿Cómo se llegó a eso? ¿Qué les diremos? Es nuestro deber cívico exigir que en ese museo de la memoria se estampe también el proceso anterior a septiembre de 1973, con toda su verdad y realidad.
Se gastarán $3.300 millones en este proyecto. ¿No sería mejor gastarlos en cosas o actividades más unitivas, más de futuro y así no seguir pegados en un pasado que debemos trabajar para superar? 44 años después es tiempo para construir y dejar de lado odiosidades, con el fin de mirar el futuro como un pueblo unido.
EDUARDO MAS HUBER.
Estatua Juan Pablo II
Los monumentos públicos, junto con hermosear los espacios donde se erigen, juegan un rol importante en dar a conocer la historia y las señas de identidad de un territorio. Pese a ello, no es difícil notar que en Puerto Montt este tipo de obras escasean, y con excepción de bustos nacionales y un par de trabajos asociados a la colonización alemana, los puertomontinos no tenemos muchos otros espacios donde reconocernos frente a nuestro pasado. En ese sentido, cabe hacerse la pregunta: ¿Contribuye la propuesta de estatua de Juan Pablo II a fortalecer el vínculo con nuestra historia?
No hay duda de que su visita fue un hito importante para una región con una fuerte tradición cristiana, pero dado que estamos en esta materia, sería importante recordar otros episodios de nuestra historia que no tienen el reconocimiento que se merece. Por ejemplo, Pampa Irigoin o la colonización chilota de Melipulli, y que ante un erario municipal siempre escaso, eventualmente debiesen tener una prioridad mayor.
PABLO PAREDES NAVARRO.
Fútbol: reflejo de la sociedad
Muchos autores y escritores han dicho que "el fútbol es reflejo de la sociedad"... Y si vemos lo que sucedió en las eliminatorias, puede ser perfectamente un análisis atingente. Estamos acostumbrados a celebrar el logro y perpetuarlo como garantía de algo. Ese logro nos da licencia para indisciplina, displicencia y tolerancia a lo negativo...Muchos dicen: "Se lo perdono porque fuimos campeones" o "la generación dorada". Obviamente, celebré como todos y me duele como todos lo sucedido, pero hace rato que se perdió el propósito: sin recambio, sin proceso, o sea estancados, pero celebrando que algún día fuimos los mejores, aunque haya sido un año en toda una historia. Parece que el legado es más importante que el desarrollo o el futuro y por eso no se avanza. Urgía más enrostrar permanentemente una victoria a los vecinos, sin respetar la historia (otro reflejo de nosotros).
Esta semana, nuestros medios de comunicación y la agenda política y gubernamental han estado repletos por la misma estupidez; es decir, cuál de los últimos dos gobiernos ha dejado mayor "legado". Esto último también pasa en las instituciones públicas. Por ejemplo, directivos desean perpetuarse en cargos confiados por política y se aferran por años a algún acierto, perpetuando la mediocridad de los servicios. Al menos, la actual selección de fútbol ganó algo con mérito y lo más criticable es la dirigencia.
Un dato, Alemania ganó el mundial del 2014, su pueblo celebró, los respetó e inmediatamente realizaron el recambio. Al día siguiente, ya no fueron convocados, menos olvidados.
OCTAVIO VARGAS FERNÁNDEZ.