Una de las instituciones que aportan una importante ayuda al rescate y preservación cultural y patrimonial de Puerto Montt, aunque su razón de ser se origina más al sur, es el Centro de Hijos y Amigos de Chiloé. Una entidad que aquí fue creada en 1934, inspirada en los imperativos de rescate de la cultura chilota en la capital de la Región de Los Lagos.
Entre sus actividades, los integrantes de esta agrupación se preocupan de conmemorar diversas efemérides vinculadas con el Archipiélago de Chiloé. Entre ellas, la histórica anexión en 1826, el zarpe de la goleta "Ancud" y su hazaña de la toma de posesión de Magallanes, la celebración de la Noche de San Juan y tantos otros sucesos del pretérito. Tal como ocurrirá este domingo 8 de octubre, fecha en que se recuerda el Combate Naval de Angamos, cuyo principal protagonista fue el comandante Galvarino Riveros Cárdenas, chilote marino de tomo y lomo nacido Curaco de Vélez.
En general, el Centro que alberga a los chilotes residentes en este puerto vela por una efectiva promoción de la cultura de Chiloé en Puerto Montt y la zona, para lo cual se enfoca en los rubros de la gastronomía, lo social y del folclore insular.
Sin embargo, los puertomontinos estamos muy agradecidos de estos nobles chilotes "puertomontinizados", cuya colaboración ha sido muy relevante al momento de impulsar campañas patrimoniales locales. Entre ellas, -acaso la más emblemática-, la destinada a lograr la restitución del Monumento al Hombre de Mar, que en 1964 Puerto Montt le dedicó al capitán mercante Luis Alcázar Haro, sinónimo de habilidad marinera, valor, generosidad y audacia. Una hermosa alegoría -creada por el talento del célebre artista plástico porteño Manuel Maldonado (Manoly)- que en 1985 fue removida, inconsultamente, desde frente al acceso portuario donde el monolito se emplazaba.
La memoria histórica de Puerto Montt, con sus más señeros emblemas, siempre ha tenido a su mejor aliado en los nobles hijos y amigos de Chiloé.