Hay que encender las alarmas, porque el representante emblemático del deporte local a nivel nacional, -Deportes Puerto Montt-, va en preocupante caída hacia el fondo de la tabla del torneo de transición por el ascenso del fútbol profesional. Sobre todo, porque el nuevo directorio y la afición porteña han depositado muchas esperanzas de retornar a primera en el plantel, entre cuyos refuerzos resalta la presencia del crack uruguayo Sebastián Abreu.
Sean cuales fueren las causas, el hecho concreto es que la escuadra puertomontina no está produciendo futbolísticamente en sus compromisos y los resultados adversos suman y siguen en el certamen. Al punto, que descendió al penúltimo puesto (15°), sólo superando a Rangers, y permanece 14° en cuanto al coeficiente de rendimiento en el campeonato.
Es imperioso que el elenco albiverde enmiende el rumbo definitivamente en todas sus líneas y, por supuesto, desde la misma banca técnica. Buscando otras estrategias, porque las hasta ahora empleadas no han dado resultados positivos, y pese al empeño puesto por los jugadores los objetivos no se han alcanzado. Indudablemente, que en adelante ese esfuerzo deberá redoblarse en todos los frentes. No sólo en la palestra de juego, en la conducción táctica y en el plano directivo -para motivar hacia un cambio ganador en la cancha-, sino también de parte del público en cuanto al aliento masivo y constructivo que de él se espera en los encuentros pactados de anfitrión en el Estadio de Chinquihue.
Debemos reconocer con franqueza, que para reencantar a la hinchada, siempre será indispensable presentarle un producto de calidad en la cancha y que brinde los mejores resultados. Y desde esa base, exigirle fidelidad y adhesión -aliento organizado y fervoroso-, para mantener una campaña con opciones realmente valederas de subir de categoría.
La del próximo sábado en Chinquihue, ante Santiago Morning, es una adecuada oportunidad para demostrar que todo tiene solución, si nos unimos y ponemos lo mejor para lograr el objetivo.