Aliento que anima; insulto que deprime
Jugadores de Deportes Puerto Montt llaman a estimular al equipo en el partido, reservando las críticas para después.
Siendo Deportes Puerto Montt uno de los patrimonios locales importantes -sobre todo en el ámbito deportivo y del fútbol profesional chileno-, amerita de una consideración especial y, más que nada, el apoyo ciudadano -vital e indispensable- para salir adelante en sus campañas en busca de un sitial en la primera división. Más aún, cuando las limitaciones económicas no dejan de merodear e impiden un mejor potenciamiento del plantel.
Hasta ahora, el rendimiento futbolístico del equipo porteño no ha sido el esperado, pero tampoco es como para deprimirse o maldecir. En especial, si hemos estado alejados del club y si nuestro respaldo no pasa de la tibieza y sin compromiso alguno.
Y así como aplaudimos desde esta tribuna el fervor y la perseverancia, el aliento incondicional, de la barra puertomontina que, con gran espíritu constructivo y sacrificio, no cesa de acompañar a Puertogol en sus contiendas, debemos también llamar a la cordura y al correcto comportamiento a aquellos hinchas que caen en burdos excesos que transgreden la decencia y la armonía que debe imperar en los recintos deportivos. Porque no es ninguna hazaña ni orgullo, hacer noticia nacional por los groseros improperios injustamente proferidos a la figura internacional de la escuadra porteña -Sebastián Abreu-, quien en la misma oportunidad -con su talento- sellaba su actuación logrando la paridad.
Los jugadores porteños recalcan la necesidad de que los alienten positivamente -si lo hacen bien para que continúen así y si van mal para que se superen-. Pero que no los desanimen atacándolos exagerada y descontroladamente desde las graderías, cuando se está jugando el encuentro. Porque eso desconcierta, desconcentra y perjudica el accionar individual y colectivo en el equipo. Reiteran que alentar es eso: ayudar, estimular, levantar, empujar, impulsar. No obstaculizar, desanimar, aproblemar, derrumbar. Para los futbolistas albiverdes, los reproches y críticas sólo se justifican una vez concluido el cotejo, pero siempre dentro de los cánones de un civilizado y respetuoso proceder.