San Mateo nos dice que Jesús quiere saber lo que la gente piensa de Él. Algunas personas creían que era Juan el Bautista, otros pensaban que era Elías o Jeremías o alguno de los profetas. Pero Jesús quiere conocer también el pensamiento de los discípulos. Pedro lo reconoce como el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le dice que esto no se lo ha revelado ni la carne ni la sangre sino el Padre que está en el cielo (cfr Mt 16, 13-16). Luego, Jesús le dice: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves las llaves del Reino de los Cielos. Lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y sobre todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo" (Mt 16, 17-19).
En este texto vemos que existían diferentes opiniones sobre la persona de Jesús. No todos tenían claridad sobre su misión en el mundo. Solamente el apóstol Pedro fue capaz de reconocerlo como el Mesías, es decir, Cristo. No es simplemente un profeta, es más que un profeta. Se trata de la divinidad de Jesús.
Esta declaración del apóstol Pedro es realizada por inspiración de Dios y no por una mera intuición o un descubrimiento de la razón humana. Por lo mismo, Jesús confirma esta verdad, señalando que se trata de una manifestación que viene del Padre, lo que significa que viene de la fe, de la gracia, del mismo Dios.
Es lo también nosotros somos llamados a descubrir en Jesús, que no es solamente un ser extraordinario o el máximo de los profetas, es Dios quien viene a visitarnos para darnos una vida nueva, transformada por la gracia divina.
Pedro recibe así una nueva misión, pues será la roca, la piedra fundamental en la Iglesia, la comunidad fundada por Jesús. Pedro se transforma en el fundamento de la unidad de la Iglesia, de modo que en su misión se mantendrá unida hasta el fin de los tiempos. En esta misión también recibe los poderes o facultades necesarias para gobernar la Iglesia.
Vemos aquí la misión del Papa, el sucesor de Pedro, como supremo pastor de la Iglesia. En este sentido, el Catecismo nos recuerda que "el Papa, Obispo de Roma, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia. Es el Vicario de Cristo, cabeza del colegio de los obispos y pastor de toda la Iglesia, sobre la que tiene, por institución divina, la potestad plena, suprema, inmediata y universal" (Compendio, Nº 182). El Papa es el encargado de animar en la fe y actúa gobernando en el nombre de Cristo. Su autoridad la ejerce en el servicio a los demás. Su autoridad que proviene de Dios debe ser ejercida siempre de un modo paternal (cfr Is 22, 19-23). En estos días, que esperamos la visita del Papa Francisco, oremos por él para que pueda cumplir con su misión de paz, de caridad y de servicio.
Pbro. Dr. Tulio Soto
Vicario general Arzobispado Puerto Montt.