Uno de los principios del Periodismo responsable es la oportunidad para informar que, si va acompañada de veracidad, significa prestigio y credibilidad para el medio de comunicación.
Esta cualidad es lo que cualquier profesional o directivo de una radio, canal de TV o diario en papel o digital considera como deseable, como situación ideal a lograr, ya que ello redunda en mayor cantidad de audiencias y también una adecuada presentación para eventuales avisadores y venta de espacios publicitarios, lo que da soporte al negocio.
Pues bien, ante esta simple ecuación, llama la atención que haya intentos por reflotar situaciones vividas desde el siglo XIX en nuestro país, cuando era habitual la existencia de pasquines que a punta de adjetivos se dedicaban a defender o atacar -según sea la preferencia, especialmente política- a ciertas personas o ideas.
Este periodismo tuvo uno de sus períodos álgidos entre 1965 y 1973 cuando era habitual leer titulares ofensivos, agresivos, denostadores y hasta con insultos que obviamente buscaban provocar gracia en sus adeptos y odio en sus enemigos. No interesaba buscar la verdad o establecer procesos informativos tolerantes que prestigiaran a sus autores o a la marca, interesaba ver cómo agradaban a patrones o partidos políticos. Era el denominado Periodismo de trinchera.
Estas expresiones reflejaban asimismo la polarización de la gente y en nada contribuían a la tolerancia, respeto y educación de las personas, materia que por lo demás analizamos extensamente en la universidad, en la década de los '90.
Hoy veo con preocupación que este tipo de expresiones vuelven a renacer, principalmente de la mano de periódicos que presentan titulares y notas intencionadas, basadas en verdades parciales y, sobre todo, con una lógica de empate (política) que hasta donde sé, no ayuda a nadie a mejorar su día a día. La invitación por lo tanto a los colegas es a no caer en este tipo de provocación que denigra la profesión, instala el desprestigio sobre el medio de comunicación y, peor todavía, administra el odio que, ya sabemos de sobra, no engendra nada positivo.
Sergio Velásquez Haros, presidente Colegio de Periodistas, Décima Región Sur.