Tuve la oportunidad de integrar la mesa de discusión que el gobierno creó para buscar un acuerdo nacional en una eventual reforma a las pensiones. La mesa terminó de forma repentina, sin un mayor éxito. Tal y como terminará este gobierno, que nos ha acostumbrado a malas reformas. La reforma a las pensiones, según lo dicho por la Presidenta, es una mala reforma contenida en un proyecto irresponsable y perjudicial para el futuro de todos.
Sostengo que es una mala reforma porque no prioriza ni contribuye con un solo peso del Estado para mejorar las pensiones. Al contrario, priva a los trabajadores de parte de sus ingresos con un nuevo impuesto al trabajo, para avanzar hacia un sistema de reparto en el que será el Estado quien administre los fondos destinados a las pensiones. El mismo Estado que fracasó en el Sename, que no es capaz de entregar una salud digna y de calidad, o que no es capaz de asegurar el funcionamiento continuo e ininterrumpido de servicios tan importantes como el Registro Civil. Además, considere lo siguiente: probablemente dará lo mismo si el Estado administre bien o mal el dinero de sus pensiones, habrá muchas maneras de evaluar su trabajo, como intereses ideológicos y políticos, y todo esto mezclado con el interés de entregar mejores Pensiones.
Para despedir estos tres años y medio de reformas propias de los años sesenta, el gobierno busca acrecentar su legado dañino con una reforma que encubre un sistema de reparto, mismo que ha sido un fracaso en otros países y que el mismo Banco Central ha señalado como perjudicial para el empleo. Además, perdimos la oportunidad para hacer un buen proyecto de reforma. En pleno año electoral el gobierno ingresa un proyecto cargado de posturas encontradas, sin la intención de generar los debidos consensos. Los mismos consensos que este gobierno quiso obviar porque tiene mayorías muy fuertes en el Congreso.
Por lo mismo llegar a acuerdos con la oposición no estuvo, ni está, en sus prioridades. Y eso es equivocar el camino político, porque todos, oposición y oficialistas, representamos a una porción de chilenos. Cuando olvidan el consenso, olvidan a los que piensan distinto, y, lamentablemente este tipo de actitudes, han sido la costumbre de la Nueva Mayoría.
diputado de la República
Felipe de Mussy Hiriart,