Luego de las primeras presentaciones del renovado Deportes Puerto Montt 2017 en la justa profesional de Transición -con una victoria en casa y un estrecho traspié de visitante-, el ánimo puertomontino se mantiene en alto y hay confianza en una buena campaña del plantel albiverde en esta nueva temporada tras el ascenso de categoría.
Optimismo que se basa en la seriedad, convicción y empeño, con que está trabajando el nuevo directorio del club. Mística que se refleja en la actitud de los jugadores y cuerpo técnico, que ponen todo de su parte para ir superando los desafíos que vengan. Tal como lo hicieran, pese a perder 1-2 en Copiapó, donde -con dos jugadores expulsados-, en influyente inferioridad numérica, se agigantaron y estuvieron a punto de cambiar la historia del partido. Con ese temple, garra y dignidad, volvieron a puerto con la frente en alto y absolutamente decididos a triunfar de locales el próximo sábado ante Iberia de Los Ángeles en Chinquihue.
Sebastián Abreu, su gran refuerzo internacional, va con rendimiento en alza y, con seguridad, una vez acoplado al equipo, hará sentir su calidad y experiencia en la conformación de una escuadra que se haga respetar en el medio. El gran anhelo de la hinchada porteña, que también tiene la responsabilidad de acompañar -masiva y entusiastamente- a su equipo representativo. Y así sacarle provecho a esa joya de Estadio que es el de Chinquihue y hacer sentir -de verdad- el localismo, cada vez que los albiverdes jueguen en casa. El resurgimiento es generalizado en Deportes Puerto Montt. Hay iniciativas interesantes para proyectar a la institución con más fuerza en la comunidad y obtener el siempre indispensable respaldo del empresariado. Los talleres futbolísticos que el crack Abreu ha comenzado a impartir en las escuelas, es una notable iniciativa humanizadora y pedagógica. Acerca al club a la infancia y a la población.
Esa popularidad es la que le hace falta a la entidad porteña, para ser más querida y seguida. Y si es con buenos resultados en la palestra, mucho mejor.
¡Vamos, Puerto-Puerto, que se puede!