La gran polémica del fin de semana en el Torneo de Transición no llegó por parte de los árbitros, como aconteció en la primera fecha, sino que el protagonista fue Octavio Rivero, delantero de Colo Colo. Esto porque al uruguayo, a pesar de manifestar a Blanco y Negro sus intenciones de partir, se le negó un traspaso a Belgrano de Argentina, lo que significó un corte de relaciones con la dirigencia alba.
Por lo mismo, y como explicó el propio Pablo Guede, el charrúa no estuvo en el duelo del domingo ante O'Higgins "porque nos dijo que tenía la cabeza en otro lado". Sin embargo, el ex Vancouver Whitecaps llegó igual al Estadio El Teniente de Rancagua y publicó unos enigmáticos mensajes en su cuenta de Instagram, los que ayer explicó.
"Estoy dolido y molesto porque me dijeron una cosa y luego me mintieron, eso es lo que más me duele", declaró a Radio Cooperativa, apuntando a la concesionaria y asegurando en que no tiene ningún problema con Guede ni con nadie del cuerpo técnico.
"Por eso tomé esta decisión de cumplir los dos años de contrato y me lo dijeron de parte del club, estoy contento, feliz con el contrato que firmé. Lo que sí puedo decir es que luego veré cómo sigue todo", indicó, comprometiendo así su futuro inmediato con Colo Colo.mosa, el responsable
Según Federico Pamparatto, el representante de Rivero, Aníbal Mosa cambió a última hora las condiciones que puso en un comienzo para que Rivero se fuera a Belgrano. El uruguayo, si bien no confirmó directamente esto, explicó que "no quiero hablar mucho del tema, puedo decir que dijeron una cosa y luego lo cambiaron, en la cara y eso me duele. Es la principal causa de hoy estar así. Imagínate que te mientan en la cara y luego tienes que seguir confiando en esa persona, es muy difícil".
De todas formas, reiteró su compromiso: "El contrato está firmado, nadie va a cambiar lo que firmé y cumpliré contrato los dos años".
Sobre su ausencia ante los rancagüinos, partido en el que llegó el primer triunfo de los albos en el Transición, señaló que "yo le dije a Pablo que me sentía mal, estoy deprimido, no tengo la cabeza para jugar este partido, no quiero perjudicar a mis compañeros, al club, a los hinchas y a todos. Puede pasar cualquier cosa, cuando está la cabeza en cualquier lado es muy difícil".
"Es difícil, porque uno siempre planea cosas y sueña con cosas que a veces porque una persona no cumple con su palabra, cuesta seguir adelante, porque imagínate que si una persona dice una cosa y después la cambia es difícil seguir confiando", insistió.