Solidario vuelo del Club Aéreo P. Montt
82 años cumple la entidad civil. Despegó en 1935 desde La Chamiza y aterrizó en La Paloma en 1948, donde basó su accionar.
Una institución, que también es admirada y querida por los puertomontinos -por ser un referente histórico de generoso servicio social y de socorro en los episodios catastróficos de la zona sur, es el Club Aéreo de Puerto Montt, que hoy 20 de julio cumple 82 años de existencia.
Era 1935, cuando la noble entidad desplegó sus alas y emprendió un glorioso vuelo desde la Base Aérea de La Chamiza. Fiel testigo de esa pionera y heroica etapa que se extendió hasta 1948, cuando se trasladó a La Paloma. Sector donde se habilitó el aeródromo cuando presidía a la entidad el puertomontino Marcel Marchant Binder. Su gran baluarte, y en cuyo honor y reconocimiento se bautizó (1991) con su nombre a dicho terminal aéreo civil.
En los albores de la alada organización, sobresale su primer avión, un Gipsy Moth, biplano inglés, hecho en madera y tela. Posteriormente, llegaron los Fairchild PT-19, hasta en estos tiempos con sus modernas aeronaves del tipo Cessna. Todo un desarrollo, modernización y prestigio logrados por la experticia y calidad humana de sus pilotos y socios. Cuya visión y determinación cristalizaron el eterno sueño humano de volar, proyectando al Club Aéreo a una admirable labor social y humanitaria. Obra que, sobre todo, ha resplandecido con ocasión del terremoto de 1960, al integrar -con destreza, valor y decisión- el inolvidable puente aéreo de rescate.
La trayectoria del Club Aéreo está jalonada de hazañas de sus pilotos. Como, entre otras proezas, su vuelo en ayuda a las víctimas del sismo de Chillán en 1939; unir por aire en 1946 Arica con Puerto Montt; crear la senda aérea Puerto Montt-Buenos Aires-Montevideo-Río de Janeiro. Y entre sus servicios actuales, destacan la formación de pilotos; el aporte de su aeródromo a la conexión con la zona cordillerana e insular, vinculada a la industria acuícola, la integración comunitaria y evacuaciones aeromédicas, además de su aporte educacional y cultural, mediante atención a delegaciones escolares, organización de eventos y concursos artísticos.
¡Felicidades, pilotos de la solidaridad!