La actual administración municipal de Puerto Varas tiene múltiples desafíos. No sólo porque la ciudad lacustre experimenta un fuerte desarrollo de la mano de un dinámico sector inmobiliario; y el rótulo de "capital turística del sur de Chile", la obliga a estar siempre mejorando y haciendo sustentable su oferta; sino porque además, deben corregir varias de las tareas inconclusas que dejó la administración anterior, que no son pocas, y que más de alguna de ellas, representan problemas de difícil solución. Pero tras los primeros siete meses de gestión, ya es tiempo que proyecten el período, haciéndose cargo de algunos temas que no son menores para los vecinos de la "Ciudad de la Rosas".
Quizás lo más inmediato fue "ordenar la casa" tras la gestión de Alvaro Berger; y en ese contexto, ordenaron congelar los permisos de edificación sobre todo de la primera línea de la costanera, para protegerla; pero así y todo ya hay un problema con el alto número de nuevos vecinos que están llegando a Puerto Varas, porque ello acarrea otros "dolores de cabeza", en el tránsito por ejemplo, generándose congestión vehicular ya no sólo en el verano, sino que durante todo el año; así como escasez de matrículas en los colegios tanto públicos, subvencionados como particulares; aspectos todos -que a la larga-, afectan la calidad de vida de la población, y que es justamente uno de los activos que hoy luce la ciudad.
Por otra parte, y mirando la vocación turística de la misma, urge hacer una intervención mayor en la costanera, para transformarla en un paseo con un alto estandar, que permita que la población la recorra y disfrute; porque lo que hoy existe, descansa sólo en la belleza escénica que aporta el lago y los volcanes; pero está lejos de ser una costanera amigable.
En consecuencia, hay varias tareas que obligan a una mirada de largo plazo de la ciudad, y que ciertamente requerirá de inversiones mayores; pero las grandes obras -por costosas que parezcan-, en algún momento hay que comenzar a hacerlas.