Sopaipillas, maní y café: la variada oferta que presentan los "carritos"
PTO. MONTT. Comerciantes cuentan detalles de sus negocios, de las constantes fiscalizaciones de que son objeto para entregar un buen producto y de las tallas recibidas tras el episodio de sexo oral en uno de estos locales.
Jorge Reyes se dedica a vender maní desde diciembre de 2006. Lo hace en un "carrito" que se instala en la esquina de Antonio Varas con Pedro Montt.
Para llegar a este lugar, debe -por ejemplo- empujar su carro por las céntricas calles de la capital regional. Incluso, muy temprano se le puede ver esperando el verde en un semáforo para poder continuar su recorrido.
Ya instalado en su lugar de siempre y mientras espera la llegada de sus clientes, recuerda que son tantos años de labor que ha visto crecer a sus compradores.
Llegaron por primera vez siendo niños y hoy lo pasan a saludar convertidos en estudiantes universitarios o ya profesionales. "No se olvidan del tío Jorge", comenta con su satisfacción. "Los que estudian fuera pasan a verme cuando viajan a Puerto Montt", añade.
Otro clásico de estos locales son las sopaipillas. Un producto regalón de quienes transitan por estos días por el centro de la ciudad. Más aún si es acompañado de un café y si las dos cosas se pueden adquirir al módico precio de $500.
Son pocos -afirman- pero preocupados por ofrecer un buen servicio y a precios que le permiten a toda la población poder acceder a ellos.
Reyes, en promedio, atiende a unas 200 personas diarias.
Quienes se dedican a esta actividad coinciden en que sus productos son buenos y para validar esta afirmación apuntan a las permanentes fiscalizaciones de las que son objeto.
También, llaman a los consumidores que ante alguna duda requieran las autorizaciones de la Autoridad Sanitaria y del municipio, y así poder funcionar como corresponde.
El permiso de la corporación edilicia tiene un costo para ellos del orden de los 24 mil pesos.
Desde el verano que Paula Espinoza trabaja en un "carrito" ubicado en la Costanera de Puerto Montt.
Sector en el que algunos momentos del día comienzan a funcionar los que venden palomitas y que son bastante requeridos por quienes transitan por este lugar.
Ella, en cambio, vende sopaipillas, bebidas, cafés y completos. "Este lugar es tranquilo y los fines de semana se observa bastante gente", anota.
Es cuando más movimiento tienen, lo mismo que en temporada de verano.
El promedio de salidas en este tiempo oscila entre las 100 a 150; pero en verano llegan o pasan las 400 diarias.
- ¿Todo el día friendo?
- Es que llegan más turistas que no conocen las sopaipillas.
- ¿Y los cafés?
- En invierno se venden más que en verano, que es cuando se venden más bebidas. Pero, ahora, son las sopaipillas las más requeridas; los cafés se los llevan los que tienen mucho frío.
Nueva en el rubro es Andrea Bórquez, quien "por necesidad se comenzó a dedicarse a la venta de sopaipillas".
De ahí que se asoció con Luis Antipán, propietario del carro, y comenzó a trabajar en este local, ubicado en las cercanías del Terminal de Buses.
Puras bromas
Entre los comerciantes, coinciden en que el "carrito" que fue retirado hace unas semanas luego que el locatario y una mujer fueran grabados mientras practicaban sexo oral, se tradujo en constantes bromas para ellos de parte de sus clientes principalmente.
Fue lo único -comentan- ya que sus clientes mantuvieron su fidelidad.
Aunque Paula Espinoza sostiene que "lo del caballero enyetó a todos los carros, porque hay harta gente que trabaja para su casa, para llevar el sustento", sobre todo -argumenta- a quienes les cuesta conseguir trabajo.
Y ante eso, "los carritos sirven bastante. La gente igual pregunta por dónde fue o comenta que vieron un video de los carritos".
Reyes subraya que la preocupación por mostrar una buena imagen, es una constante para ellos. "Si usted mira el carro higiénico completo. Mi clientela me conoce y sabe que una locura así (no la haría)... Con mi señora conversamos el tema y coincidimos en que a quién se le ocurre...", comenta.