Dificilmente alguien podría culpar a los animalitos por el problema eterno que sufren en isla Tenglo, específicamente en el sector de la Puntilla. Allí, centenares de canes deambulan -aparentemente sin dueño- causando dificultades de todo tipo: desde insalubridad y desorden hasta peligro para los residentes. Si no, que lo diga la familia del pequeño de 4 años que fue mordido hace algunos días en el sector.
¿Qué pasa que pese a los años de reclamos el problema se mantiene ahí? En las últimas temporadas han llegado manos de ayuda desde las autoridades y agrupaciones animalistas, que han colaborado a esterilizar a las perritas del lugar, evitando así, que nazcan más cachorros. Pero poco cambia. ¿De quien es la culpa?
Sabido es que, pese a las recomendaciones, siguen habiendo inescrupulosos que, no conformes con su incapacidad para mantener un animalito, le endilgan el problema a otros, en este caso, hablamos de aquellos que van a botar cachorros a la isla, como si aquella fuera una casa de recogida de mascotas. Y claro, como si ello no bastara, hay gente que -incluso con motivaciones nobles en el origen- se apropian de los perros, los alimentan de vez en cuando, pero los tienen libres por el sector. Hoy por hoy, por ejemplo, una vivienda alberga 36 perros que se ubican a metros de la escuela del lugar. Asustan a toda la comunidad.
Basta ya de la tenencia irresponsable de mascotas, pues afecta a todos; no solo a la comunidad de personas que deben soportar los problemas, sino también a los cachorros, que deben arreglárselas para sobrevivir en condiciones desmejoradas. Ojalá pronto se haga realidad la "Ley Cholito", para que los organismos de orden puedan fiscalizar con mayores atribuciones y castigar -en el caso que corresponda- a quienes transformen en un problema algo que debiese ser maravilloso: compartir con un animal como los mejores amigos.