Acusaciones falsas: tipo de violencia macabra
"Se hace necesario legislar (presenté una iniciativa) para que quienes acusen sin pruebas enfrenten también a la Justicia"
El 16 de abril del año recién pasado, la región y el país se conmocionaron por un grave y atípico caso supuestamente ocurrido en Puerto Montt en un colegio particular subvencionado. Una profesional de párvulo habría amordazado con una cinta adhesiva a un niño de cinco años, mientras estaba a su cuidado en dicho establecimiento educacional. Los medios del país y de nuestra región hicieron un festín con el tema en cuestión, condenando anticipadamente a la profesional, sin siquiera permitirle un legítimo derecho a defensa. Instituciones del Estado, incluso, se querellaron en la causa. La familia de la joven profesional siempre alegó su inocencia y ha sido el propio Ministerio Público, el que en los últimos meses ha decidido no perseverar en la causa, al no existir los mínimos elementos que puedan conducir a responsabilidades penales de la profesional. Las preguntas que podemos hacernos son muchas: ¿Cuántos medios de comunicación se han preocupado de realizar un seguimiento a la causa y limpiar la honra de la profesional mancillada? ¿Qué han dicho o hecho dirigentes de funcionarios públicos de Pto. Montt, que en muchas causas han salido acusando (con razón en unas e injustificadamente en otras) sobre actos de abusos laborales o sexuales? ¿No es acaso una acusación falsa, también un tipo de violencia, contra quien la recibe? En mis años de vida parlamentaria he sabido de casos de personas que siendo acusadas injustamente han intentado incluso quitarse la vida. ¿Quién se hace responsable de resarcir el dolor de esa persona y su familia, ante una acusación fraudulenta? Se hace necesario legislar entonces (ya presenté una iniciativa) para quienes acusen sin pruebas, también tengan que asumir sus responsabilidades ante la justicia. El caso de esta joven profesional parvularia es el que viven miles de personas, que laboran con menores y que deben también ser protegidas. Tan importante como los derechos de los niños, deben ser los de estas personas. Los abusos a menores debemos condenarlos en todas sus formas. En eso no hay dudas. Pero la honra de las personas y su dignidad, también son principios que debemos preservar, siempre y en todo lugar.
Fidel Espinoza Sandoval.
Diputado de la República. Región de Los Lagos.