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Sobre Día de la Madre
La celebración del Día de la Madre, entendida como festejo, parece ser conveniente y necesaria, especialmente en nuestra apresurada vida cotidiana donde no siempre hay tiempo para mostrar cariño.
El hecho de que se institucionalice como un rito especial en el que los hijos tengan un día para mostrar su amor o agradecimiento a quien les dio la vida, no puede ser sino bienvenido.
Pero, hay también situaciones particulares que nos hacen mirar con alguna desconfianza estos días en los que debemos festejar y estar alegres. Se trata de personas a las que, por diversas razones, el Día de la Madre les produce intenso dolor, dado que se les hace presente la ausencia materna. Esa ausencia puede deberse a que sus madres ya murieron, o porque nunca las conocieron o, simplemente, porque recién vivieron con ellas una pelea que los distancia y les parece definitiva.
Recuerdo un paciente que me relataba que cada año en mayo revivía con dolor el suicido de su madre ocurrido cuando él recién había cumplido los trece años. También me viene a la memoria una mujer cuarentona que decía tener el karma de no haber podido ser madre y en mayo se le hacía presente lo que ella llamaba "su fracaso". El ambiente festivo -sea real o ficticio-, de este tiempo sólo les recuerda su carencia y por ello su sufrimiento. Personas como ellos hay muchas; lo que tienen en común, es que prefieren que no hubiese Día de la Madre. ¿Qué pasa con esas personas que el día de la madre viven su ausencia y, por tanto, se viven desde la carencia? ¿Se podría hacer algo que mitigue su agudizado dolor? Parece que desde la definición tradicional que hacemos de lo que significa ser madre, ello no es posible. Viven como 'soy alguien que no tiene madre' y por tanto no puedo celebrar. Sin embargo, se podría tratar de que se asuman este día de otro modo, de una forma que los beneficie.
Si lográramos definir la maternidad como una íntima relación de cuidado, ¿no podríamos entonces pensar y celebrar a aquellas personas que a lo largo de nuestra vida nos hayan cuidado desde una relación de intimidad y con aceptación? ¿O que nosotros hayamos cuidado? Es cierto que es fácil decirlo y muy difícil lograrlo. No obstante, los psicólogos, los profesores o los profesionales de la salud mental, deberíamos tratar de intentarlo. Estoy segura de que si buscamos en el libro de la memoria de nuestra vida a la persona que ha establecido una íntima relación de cuidado con nosotros o nosotros con ella, todos podríamos tener con quien celebrar, o, al menos, todos tendríamos alguien a quien agradecer. Si nuestra madre biológica no está, o nuestro hijo nunca llegó, también podemos decir gracias y celebrar. Cada uno tendrá en quien pensar.
La invitación es poner el acento en lo que sí tenemos, en lugar de acentuar lo que nos falta. Así, aquellos quienes no tienen su madre, o un hijo biológico, tendrían que evocar a aquella persona con quien vivieron una íntima relación de cuidado y aceptación. Celebrar y agradecer por ello.
ANA MARÍA ZLACHEVZKY. Psicóloga y decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central.
Terminal de Buses
Leyendo las declaraciones aparecidas en su Diario del sábado 6 de abril del senador Quinteros, en la que defiende la ubicación de Terminal de Buses y que la determinación fue adoptada con la anuencia del Concejo Municipal, ellas me inducen a hacer algunos comentarios.
Primeramente, estoy de acuerdo con el senador en cuanto a la ubicación, pues no me parece apropiado ubicarlo en algún suburbio de la ciudad, lo cual no significa que esté de acuerdo con el tipo de construcción y menos con la construcción del famoso hotel, que se convirtió en un elefante blanco dentro de la ciudad. En cuanto a la aprobación del Concejo Municipal, sólo se trata de retribuir las grangerías que el alcalde, actuando como patrón de fundo, periódicamente les otorga al llevarlos como compañía en los innumerables viajes dentro y fuera del país.
Volviendo sobre el Terminal, es lógico que el senador Quinteros defienda a su compadre Kauak (para eso están los compadres), cuando en el año 2003 le dio la concesión para que realizara la ampliación y mejora del Terminal, hotel incluido y que sólo en el 2009 inició los trabajos.
No quiero referirme a la calidad de ellos ni saber si era realmente lo que la ciudad requería.
Lo único cierto es que el Sr. Kauak sigue disfrutando de los beneficios que le proporciona el Terminal y, como lo dije en carta anterior, el aceite de buena calidad, aparentemente, sigue aceitando la máquina municipal.
ALDO FORNO BAS.
Partidos políticos
Los partidos políticos han muerto. Trump lo enunció y Macron lo confirmó.
GUSTAVO M. ASTORQUIZA P.