Hace tres años al inicio del mandato de la Presidenta Bachelet se propagaba con bombos y platillos la inversión más grande de los últimos años en materia de salud, fortalecer la salud pública, una política nacional de medicamentos, elaboración de un plan de especialistas y un plan nacional de inversiones, que implicaba una inversión de 4 millones de dólares, considerando la construcción de hospitales, que a poco andar se fueron desvaneciendo. La inversión que abarcaría durante el período de gobierno la construcción de 20 hospitales, 20 quedarían en proceso de construcción y 20 hospitales quedarán en etapa de licitación de obras y en estudios técnicos de arquitectura e ingeniería. La región no estaba ajena a este plan: Quellón, Queilen, Ancud, todos en Chiloé, han sido postergados, la inconsistencia de los recursos presupuestados, versus la diferencia sustancial de 23 mil millones por la empresa oferente, descartó a la ciudad del Hito Cero, hasta nuevo aviso. En abril del año pasado el Ministerio de Salud decidió adelantar la construcción del Hospital de Quilacahuín, de baja complejidad y bajo costo como una medida para salvar el cumplimiento de la meta, pero si bien esta obra es importante para Osorno, poco aportan a aumentar el número de camas disponibles en la región. Esta semana se suman a esta seguidilla de promesas incumplidas, la remodelación de los hospitales de Río Negro y Puerto Octay que por tercera vez cae su licitación, una vez más por diferencias en los presupuestos, la que supera los dos mil quinientos millones de pesos necesarios para la concreción de ambas obras. Esta es una pésima noticia para la región, donde los únicos afectados son los habitantes de estas comunas que no podrán optar a una salud equitativa, digna y de calidad. No queda más que este gobierno sincere las cifras y enfrente la realidad, de que no existen los recursos económicos para cumplir las promesas del programa y la necesidad de priorizar, tomar las decisiones que haya que tomar por dolorosas que sean, pero no seguir engañando a la gente y mucho menos generando una expectativa que no podrán cumplir a meses del inicio eleccionario que viviremos este 2017.

Iván Moreira Barros.

Senador de la República. Región de Los Lagos.

Para nuestra ciudad deportiva, para el hincha seguidor del club e incluso aquel público que de vez en cuando se entusiasma con la entidad albiverde o aquellos que, sin participar, se dan cuenta de la importancia de la representatividad local en el fútbol profesional, resulta preocupante que el entrenador Erwin Durán y el cuerpo técnico de Deportes Puerto Montt estén soportando difíciles momentos de incertidumbre en cuanto a su permanencia en la entidad, debido a la crítica etapa por la que atraviesa. En circunstancias que ellos han sido los pilares -líderes y conductores- del buen rendimiento del plantel porteño, al que han impregnado de enorme mística de superación y llevado a la conquista de un digno sitial en la Primera B, estando en pasada temporada a punto de campeonar y de ascender, y ahora -contra viento y marea, a pesar de los duros escollos- cumplir una notable campaña que honra y hace abrigar muchas esperanzas.

De manera que junto con renovar el directorio, próximamente, con la participación de todos sus asociados, Deportes Puerto Montt tiene la urgente responsabilidad de convocar a las autoridades, empresariado y comunidad, a conformar un gran Frente de Apoyo a la institución. Y así pueda surgir el fuerte impulso que se requiere para levantar a la entidad de su alicaído estado, sacándola de su deficitaria situación económica. Y con ello, volver a la normalidad, garantizando la estabilidad financiera indispensable para el correcto funcionamiento del club, donde jugadores y estamento técnico jamás vuelvan a padecer los sobresaltos de la inseguridad remuneracional, entre otros efectos negativos.

Si Puerto Montt quiere la representatividad que merece en el fútbol grande del país, no puede darse el lujo de desperdiciar el ejemplar grupo humano y futbolístico que hoy defiende la divisa albiverde, con tanto profesionalismo, fervor y amor al terruño.

Hay que levantar a Deportes Puerto Montt, que nos representa a todos, y haciéndolo bien. El directorio que se elija tiene esa gran misión: unir a los puertomontinos para rescatar este patrimonio.