Iniciado en plenitud el año de actividades, mucho se anhela en esta nueva etapa hacerse de una conducta que priorice la contribución a mantener nuestra ciudad en las mejores condiciones de limpieza posibles. Velando siempre porque esté libre de suciedad, rayados y deterioros, junto con procurar su embellecimiento a través de diversas iniciativas, que se pueden originar en los mismos lugares de residencia: viviendas, calles y barrios.
Urge evitar el burdo pintarrajeo de murallas, cercos, refugios y otros bienes, denunciando a los antisociales que lo hacen, que son los mismos que también suelen dañar elementos de utilidad pública y de ornamentación.
Algo similar acontece generalmente con empresas de espectáculos, que prácticamente empapelan los principales sectores de las calles céntricas de Puerto Montt, sobre todo los refugios peatonales, que quedan tapados por esa antiestética propaganda. Y de lo que ni siquiera suele salvarse estratégica señalética del tránsito. Hay capas y capas de esos afiches sobre murallas de algunos edificios y cierros, que nunca han sido retirados -como corresponde- por los anunciantes de sus eventos realizados hace mucho tiempo, meses y años. Dejan su inmundicia y se van, como han reiterado algunos puertomontinos que se han quejado de esta irregularidad.
Obviamente, que esta chocante irresponsabilidad lo único que aporta es un mal aspecto y una imagen de descuido a la capital regional, lo que contrasta con la voluntad de sus autoridades y comunidad, que sólo anhelan verla transformada en el gran ícono turístico del sur patagónico del territorio.
Entre las soluciones a esta problemática, se barajan algunas propuestas que señalan la necesidad de normar a nivel comunal, prohibiendo el pegado de propaganda en lugares públicos de la ciudad y estableciendo rigurosas sanciones pecuniarias a los responsables de estos abusos.
Ayudemos a conservar aseada y reluciente a nuestra ciudad puerto. Por lo demás, su rango de capital regional así lo exige.