La alta densidad demográfica que va adquiriendo, cada vez con mayor fuerza, la futura comuna de Alerce (hoy con cerca de 70 mil habitantes) y su creciente movimiento hacia Puerto Montt, como fuente laboral, centro de estudios, comercio e insumos, junto a su despertar turístico, a estas alturas del desarrollo y modernización local, justifican plenamente la materialización del proyecto de un servicio ferroviario entre la capital regional y su estratégica ciudad satélite.
De todos son conocidas las ineficiencias de conectividad ahora presentes en la movilización entre los señalados sectores interurbanos. Donde el congestionamiento del tránsito es una permanente y estresante incomodidad para todos quienes deben por allí desplazarse. Una saturación vial que no tiene otro remedio que la alternativa de la puesta en marcha del señalado buscarril. Propuesta que siempre ha sido acogida con interés ciudadano y buena disposición de autoridades.
Sin embargo, en esta oportunidad este plan de un tren de corta trayectoria y vital en el transporte entre dos áreas relevantes de la comuna, -para su financiamiento-, se ha visto enfrentado a la emergencia de los incendios forestales y de poblados de la zona centro sur, cuya etapa de reconstrucción absorberá substanciales recursos nacionales. Aunque se confía que obras influyentes como la de un tren Alerce-Puerto Montt -de enorme beneficio para mejorar la calidad de vida de varios miles de personas- deberían mantener su financiamiento con fondos regionales. Y para lo cual es prioritario un trabajo conjunto de las máximas autoridades de la región y comuna, conociéndose a fondo todos los pormenores y hasta el más mínimo detalle del citado proyecto ferroviario. Cuya rentabilidad sería igualmente el punto de partida para ampliar la actividad del tren hasta la Comuna de Llanquihue, de acuerdo a la intención original. Lo que hace todavía más relevante y justificable esta inversión en conectividad, al servicio de la población, y en desarrollo turístico, por las facilidades que reporta al visitante. Este clamor popular debe ser escuchado.