Héroes de las playas se enorgullecen de su misión de "salvar vidas"
RELATOS. Esa es la misión de los socorristas costeros, que trabajan mientras otros veranean y descansan.
Aquí, en la Región de Los Lagos, existe una gran variedad de playas habilitadas, tanto en el borde costero como en los alrededores del lago Llanquihue, donde turistas de todo el mundo vienen a visitar y disfrutar de la belleza natural de nuestra privilegiada geografía. Para esto, es de fundamental importancia la presencia de los héroes acuáticos: los socorristas o también llamados popularmente como salvavidas.
Un salvavidas es la persona responsable de garantizar la seguridad de los bañistas en situación de riesgo, brindándoles respuesta inmediata de rescate y primeros auxilios en las áreas acuáticas de recreación, como es el caso de nuestras playas.
Es así como el joven Matías Henríquez (25), estudiante del ultimo año de Ingeniería en Prevención de Riesgo, dedica, por quinto año consecutivo, sus días de vacaciones universitarias a su labor en la playa de Frutillar. "En el verano pasado, una niña arrendó un pato con pedales y durante el paseo, se tiró de piquero, sin el chaleco salvavidas. Debido al fuerte oleaje, no tuvo la fuerza necesaria para subir de vuelta al pato. Inmediatamente, la remolqué y salimos caminando, gracias a Dios", recuerda orgulloso el socorrista.
Para ejercer esta profesión en Chile, el postulante debe tener mínimo el 4° medio aprobado. Así, deberá pasar por una serie de pruebas físicas y teóricas introducidas por la Armada, teniendo en cuenta que la responsabilidad de mantenerse en buen estado físico para desempeñar correctamente su función es de cada aspirante.
"La prueba física es bien exigente, tenemos que hacer un rescate real en el Lago Llanquihue con especialistas en rescate de la Armada, nadando 75 metros hacia adentro. Enseguida, tenemos que tomar a la persona de forma especial, remolcarla, subirla a 10 metros sobre la arena y aplicar los primeros auxilios. Además, hacemos una carrera de 50 metros en máxima velocidad en la arena", explicó el profesor de Educación Física Ricardo Rain (30), quien durante la temporada de verano trabaja como salvavidas en la Playa Hermosa de Puerto Varas. Para eso, creó su propia rutina de entrenamiento diario, la cual consiste en bajar a la playa a las 10 horas, nadar 2 mil metros, trotar 5 kilómetros y hacer ejercicios anaeróbicos y de pesa. "Para mí es una responsabilidad gigante, por eso trato de estar siempre bien preparado físicamente para cualquier tipo de emergencia", dice.
Con el mismo entusiasmo, pero no la misma experiencia, habla Joshua Bahamondes (18), quien por primera vez ejerce en la playa de Frutillar esta tan honrada labor. El joven, que empezará este año su carrera de Kinesiología en la Universidad San Sebastián, afirmó estar contento con su trabajo y comentó que hace algunos días ayudó en el rescate de un niño de 7 años que intentaba llegar a las boyas. "Me tocó conducir el bote zodiac, pero no soy muy experto aún y casi atropello a mi compañero, pero al final logramos a rescatar de manera exitosa a este niño. Y su mamá, que de lejos veía a su hijo ahogándose, quedó súper agradecida", recalcó el joven socorrista con una sonrisa en el rostro, añadiendo que "siempre admiré a esos profesionales por la tremenda misión que cumplen", resaltó.