Comercio ambulante
En los 40 años que vivo en Puerto Montt jamás había visto lo que ahora: el comercio ambulante, legal e ilegal, se ha tomado las calles que nos pertenecen a los vecinos. Ahora somos nosotros los que debemos "pedir permiso" para pasar por muchos sectores del centro.
Si con Quinteros la cosa no avanzó y era mala para los puertomontinos, ahora es peor, mucho peor.
Ya he escrito antes sobre esto, hace poco. Vuestro diario se ha preocupado también. Pero es que es tanta la desgracia para los peatones, que no queda más que seguir reclamando.
Así será recordado este alcalde. El que expropió las calles a la gente para entregarlas a aprovechadores.
Hoy por hoy, Puerto Montt debe ser un polo de atracción poderoso para todos los ambulantes de Chile, nacionales y extranjeros. Hasta le dan facilidades para instalarse en los accesos al Paseo Costanera (claro, los sacarán de ahí y, ya que llegaron a la ciudad, se irán a instalar a otro lado en la misma ciudad). Así cualquiera se entusiasma en venir a "trabajar".
Penoso el nivel al que hemos caído.
MARIO AGUILA
Sucesos navales
Lamentables los casos de la Armada: en la Esmeralda, guardiamarinas fumando marihuana y en la Lynch, suboficiales instalando ingenios para grabar a tripulación femenina en paños menores o desnudas. Delitos que son investigados para hacer justicia según las leyes vigentes. Estos sucesos podrían hacer pensar que han disminuidos los valores éticos en la Amada, pero sin embargo las denuncias tempranas provienen de la propia dotación, y los mandos no han vacilado en tomar las medidas disciplinarias, iniciar sumarios y separar de las reparticiones a los inculpados. Esta actitud de la Armada, que "no hace vista gorda" para equivocadamente proteger el prestigio de la institución y al contrario aplica todo el rigor, indica el cuidado de sus altos valores. El hecho recuerda el refrán "De todo hay en la viña del Señor" y por qué no habría de aplicarse en la Armada si su gente proviene y está inserta en la sociedad chilena. El escándalo suscitado demuestra la buena imagen de la Armada en el país.
MARCOS CONCHA VALENCIA
¿Qué sacamos en limpio?
Los últimos estudios científicos publicados respecto a la crisis ambiental vivida en Chiloé (uno encargado por el Gobierno y el otro de Greenpeace), reconocen la existencia de niveles anormalmente altos de amonio (el cual es uno de los principales nutrientes de las algas marinas y además contiene nitrógeno, factor determinante en el crecimiento de estas) en las aguas, hecho que pudo haber tenido incidencia en los inusitados niveles de duración y extensión que experimentó la marea roja este año. Por tanto, desde un punto de vista científico, no es razonable descartar que el vertimiento de salmones muertos haya influido en incrementar la intensidad de este fenómeno. Pero más que un tema estrictamente científico, este es un tema intrínsecamente político. No es posible que Sernapesca haya autorizado un vertimiento con los niveles de toxicidad y volumen ya conocidos. Pero más inaceptable es que dicho órgano público no goce de los recursos económicos y humanos mínimos para realizar una labor profesional y acorde a la capital importancia que constituye su función. Aquí, evidentemente, estamos sufriendo las consecuencias de una negligencia estatal inexcusable al momento de fiscalizar, investigar y actuar con profesionalismo y firmeza ante una industria, que si bien ha traído beneficios económicos a nuestra zona, no se caracteriza por respetar al medio ambiente (el botar más de 4.000 toneladas de salmones muertos al mar por razones de "eficiencia" económica es fiel muestra de ello). Esta conducta, lamentablemente, evidencia una ignorancia y desprecio absoluto por la misma naturaleza que generosa y gratuitamente le regala sus frutos. Es imperioso que tomen conciencia de que su comportamiento es extremadamente pernicioso y dañino con los recursos naturales que nos pertenecen a todos. Por ello es que necesitamos de un cambio urgente antes de que sea demasiado tarde, porque todo parece indicar que, desgraciadamente, estamos frente a la clásica filosofía rentista de estirar el elástico hasta que se corte. Lo que pase después no interesa, debido a que ya se obtuvo el máximo provecho posible. Por esta razón es que necesitamos políticas medioambientales serias, que efectivamente protejan nuestro entorno y que gocen del presupuesto necesario para implementarse. Con ese propósito, es que sería esperanzador escuchar iniciativas de los parlamentarios de la zona, los cuales han brillado por su ausencia en el debate público. Seguir con las prácticas actuales implicaría un acto de menosprecio inadmisible a todos los que habitamos este hermoso lugar. El futuro de nuestro Archipiélago y su gente nos exige un mínimo de seriedad y compromiso.
SAMUEL MANDIOLA Y TOMÁS MANDIOLA