Para nadie es un misterio, que gran parte de la baja en las encuestas del Gobierno de nuestra Presidenta Michelle Bachelet y el Gobierno, tiene un nombre y apellido bastante claro: Sebastián Dávalos y su señora esposa, Natalia Compagnon, que sin cometer -al parecer- delito alguno horadaron con sus inexcusables irresponsabilidades, la confianza ciudadana, al obtener un crédito millonario en una entidad bancaria, que a cualquier mortal, simplemente le sería imposible alcanzarlo. ¿Con qué objetivo? La realización de un jugoso negocio inmobiliario.
Ante tan grave situación la derecha encabezada por la UDI, rasgó vestiduras y habló de delitos, tráfico de influencias y una serie de otras acusaciones, que lograron mantener el tema CAVAL en la palestra pública, logrando por ende su objetivo: dañar la figura presidencial y del gobierno. Pero paradojalmente -porque así son las cosas de la vida- meses después, una investigación periodística logró sacar a la opinión pública, otro escándalo político, que en esta ocasión afecta a otra familia presidencial: la del Ex Presidente Sebastián Piñera, quien sin tapujos, de manera poco elegante e irresponsable, siendo éste Presidente de la República, "permitió" que sus empresas ligadas efectuaran suculentos negocios con empresas pesqueras peruanas, mientras Chile litigaba con Perú a través de la Corte Internacional de la Haya. No soy quien para endosar al ex Presidente, que con las actuaciones de su familia -y por ende propias- es o no más patriota, si defendió o no correctamente los intereses nacionales. Pero lo que sí queda más que claro, que cuando se trata de dineros la familia Piñera, simplemente no tiene escrúpulos. Lo complejo, sin duda no sólo son las actuaciones al límite de la legalidad del ex Presidente, sino el descaro de la UDI y de los partidos que lo apoyan.
Porque siendo los mismos que en el caso CAVAL con razón destrozaron a sus participantes, en este caso, una vez más como en Penta, SQM, ley de Pesca y tantos otros en que sus líderes están involucrados hasta el cuello, montaron una cortina de humo y una defensa corporativa del ex Presidente y su familia.
¿Es normal que un Presidente en ejercicio realice negocios de esta envergadura en países extranjeros, más aún cuando litigamos con ellos? ¿Es ético, prudente y responsable hacerlo? ¿Creen los Chilenos qué el ex Presidente no sabía de lo que hacía Bancard, cuando dentro del comité ejecutivo estaba su propio hijo?
Diputado de la República. Región de Los Lagos.
Fidel Espinoza Sandoval.