A sol candente..., bueno es el mote con huesillos y las playas

¡UUUUFFFF!. Los sureños somos buenos para soportar gélidas temperaturas; sin embargo, no lo somos tanto para aguantar el calor estival, que apenas asoma por estos lares -como en los últimos días- nos sofoca, altera y desespera. Afortunadamente, hallamos la salvación en las arenas junto al mar del Reloncaví, en el tradicional mote con huesillos, en la sombra de la arboleda, en la pileta del centro, en el heladero y sus refrescantes delicias. Por suerte.
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