Una muy buena recepción ha tenido en la comunidad puertomontina, la noticia de que el barco-monumento, que adorna la entrada de Pelluco, no será eliminado de su lugar, se mejorará y preservará, en el marco de la concreción en marcha del proyecto de la doble vía en la ruta Puerto Montt hacia el balneario y ampliación de la playa del lugar.
La gente está muy contenta por esa decisión, sobre todo los habitantes pellucanos. Ellos han venido reclamando esa imperiosa necesidad de mantener en pie ese patrimonio, conscientes de que la historia de Puerto Montt es sagrada y de que sus principales símbolos merecen resguardarse, como testimonio de la creatividad, esfuerzo y progresismo de nuestros antepasados.
Hace varios lustros, esa representación marítima de concreto -silueta de un buque, con un faro y un mirador en su cubierta-, oteando el horizonte marino, fue creada y construida por el connotado escultor y artista puertomontino Pedro Bustamante, quien, generosamente, la entregó a la ciudad de Puerto Montt en contribución al ornato que la capital regional se merece. Constituyendo un importante aporte a su cultura e historia y al realce de sus atributos turísticos.
Las direcciones de Arquitectura y Vialidad -en una labor conjunta- , dentro de la gran obra vial en pleno avance y la remodelación ribereña en la zona de Pelluco, han determinado respetar la estructura de la nave-monumento y su significado patrimonial; aunque se le harán algunas intervenciones menores, que la rescatarán del deterioro sufrido con el paso del tiempo y para calzar mejor en la nueva conectividad. Incluso, en los planes figura optimizar el acceso al monolito también para discapacitados y otras mejoras; ojalá entre ellas reponer su faro luminoso.
Congratulaciones por esa actitud de respeto y trato con las reseñas de nuestra historia. Que refleja
delicadeza espiritual hacia el pretérito y anhelo de imitar la grandeza de los forjadores del ayer.
Es de esperar que otros símbolos históricos, que identifican la trayectoria de Puerto Montt -como el Monumento al Hombre de Mar, el Cacique Cayenel, la Silla del Presidente, entre otros- obtengan el mismo trato reverente con nuestro pasado.